La A3, autovía lusa que une la ciudad de Oporto con Galicia, fue cortada ayer en ambos sentidos ante el avance de un incendio declarado por la tarde en el término municipal de Trofa, en el norte de Portugal. La interrupción del tráfico se realizó en el tramo que une los municipios lusos de Maia y Santo Tirso, a casi cien kilómetros de la frontera con Galicia, y las autoridades desvían ahora a los conductores por rutas alternativas. El número de fuegos activos en Portugal asciende a 21, que tratan de sofocar casi 2.000 bomberos.

Por otra parte, el incendio forestal declarado en el concello ourensano de Masid quedó extinguido ayer a las 14.00 horas, mientras que otro fuego en el municipio pontevedrés de Lalín permanece controlado.

En otra jornada negra, el fuego desatado en el municipio luso de Abrantes, en el centro del país vecino, volvió a poner ayer en alerta a las autoridades, que afrontan con más de 670 bomberos y ayuda llegada de España el mayor incendio del verano después de la tragedia de Pedrógão Grande.

Las llamas de Abrantes, municipio situado en el distrito de Santárem, comenzaron el miércoles y se fueron haciendo mayores a medida que el viento las azuzaba y dispersaba por un territorio rural en el que predominan los desniveles y las pequeñas aldeas. El frente que permanece activo y los muchos focos dispersos en la zona son combatidos por más 670 bomberos apoyados por 215 medios terrestres y siete aviones, incluidos dos españoles y uno marroquí, según datos de la Autoridad Nacional de Protección Civil (ANPC).

En el último balance de la jornada, la portavoz de la ANPC, Patrícia Gaspar, indicó que, pese a las adversas condiciones climáticas y las "constantes reactivaciones" registradas en el incendio de Abrantes, la situación después de la tarde es "más estable y tranquila".

Asimismo, indicó que una de las aeronaves lusas que participaban en el dispositivo sufrió un accidente, que no causó heridos pero sí dejó inutilizable el aparato.

El incendio de Abrantes es el que más medios moviliza actualmente en el país, de nuevo en alerta ante un incremento en el número de fuegos tan veloz que ayer alcanzó el récord del verano: 215 ocurrencias en un solo día.

Aunque las llamas se reparten por todo el territorio, el centro rural de Portugal está siendo el más afectado.

Sin embargo, estos incidentes fueron solo el prolegómeno de lo que ayer Protección Civil describió como una situación más grave, con dos fuegos "preocupantes" que han revivido la inquietud.

Al de Abrantes se sumaba en las primeras horas del día a la virulencia del incendio de Grândola, en el distrito de Setúbal (centro del país luso), contra el que combatían más de 200 bomberos, que por la tarde lograban darlo por controlado.

La inquietud reside principalmente en dos cuestiones, la primera de ellas la previsión meteorológica, que anuncia altas temperaturas y vientos que no ayudarán a los bomberos, y la segunda, los medios con los que cuentan las autoridades, en particular el sistema de comunicación denominado SIRESP.

El SIRESP, que utilizan Protección Civil, la Guardia Nacional Republicana y los propios bomberos, ya protagonizó fallos de comunicación en la tragedia de Pedrógão Grande, que causaron problemas de coordinación claves que impidieron, entre otras cuestiones, atender a tiempo algunas llamadas de socorro.

Así se desprende del informe preliminar sobre la gestión de aquel incendio, el más mortífero de la historia de Portugal con 64 muertos, que presentó este pasado miércoles la ministra de Administración Interna, Constança Urbano de Sousa.

Urbano de Sousa, que habló de "innegables problemas" del SIRESP, anunció que su ministerio pediría la imposición de sanciones a esa red de comunicación "por fallos en la disponibilidad y desempeño", y aseguró que se buscarían formas de mejorar el sistema lo antes posible, para lo cual, dijo, ya se han tomado algunas medidas.