La mujer de 28 años que este miércoles fue tiroteada por su expareja a las puertas del colegio Santo Negro de Elda (Alicante), cuando recogía a su hijo, ha fallecido en el hospital, tras 24 horas en muerte cerebral. Jéssica Bravo, de 28 años, falleció a consecuencia de los disparos de su expareja, Imanol Castillo, que luego se suicidó. La escalofriante escena de los disparos a bocajarro fue presenciada por el hijo de ambos, un niño de tan solo tres años. El presunto agresor de 31 años había cumplido una condena de cuarenta días de trabajos en beneficio de la comunidad por lesionar a la víctima el pasado año e iba a ser juzgado de nuevo hoy por amenazarla.

La mujer interpuso la denuncia contra su excompañero sentimental el pasado 2 de noviembre. Ese día se dictó, como medida cautelar hasta el juicio, una orden de alejamiento que le impedía acercarse a la mujer a menos de 300 metros y de comunicarse con ella. El maltratador acumulaba ya una sentencia firme dictada en enero de 2016 por un delito de lesiones en el ámbito familiar. Con anterioridad a ese episodio, en septiembre de 2014, la víctima interpuso otra denuncia contra su pareja. Ante el juez instructor se negó a declarar contra él. El caso llegó a juicio, pero él fue absuelto.