La tecnología y la informática han resultado claves en la investigación de la desaparición de la joven Diana Quer. Los agentes telemáticos analizaron más de dos millones de datos con programas creados para tratar esta información. Fue un trabajo "tedioso y meticuloso" que en colaboración con las compañías telefónicas dio sus frutos. De ahí la importancia de que las operadoras guarden los datos, extremo que ahora se discute en Europa: "sin ellos no hubiéramos resuelto el caso", aseveró ayer Sánchez Corbí. La tecnología ayudó también, en la reconstrucción de los hechos, a saber por qué los móviles de Quer y de su agresor no tenían las mismas posiciones al salir de A Pobra. Esta operación de revivir la noche de la desaparición fue la más grande que se ha realizado en España hasta el momento.