Eran las 04.30 horas de la madrugada del 31 de diciembre cuando Juan Carlos Quer recibió la llamada más dura de su vida y también la que le produjo mayor alivio. "Una voz entrecortada bajo un gran silencio de fondo me dijo que la cámara había hallado un cuerpo. Después de 500 días sin dormir pude llamar a su madre y decirle que gracias a Dios la niña estaba descansando en el cielo", recordó.

Todavía sobrepasado por la vorágine de acontecimientos, pero también con la fuerza y ánimos que recibe, el padre de Diana Quer acudió a la Cadena SER y a Antena 3 y además de relatar su sentir y el de sus allegados las horas posteriores al hallazgo del cuerpo y confesar no tener ningún tipo de "revanchismo" hacia la madre de El Chicle, reafirmó su desconfianza hacia la mujer de este, Rosario Rodríguez. "Hablé con la madre de este individuo (José Enrique Abuín) y me pidió perdón, ella es una víctima colateral como su hija, que ha quedado marcada de por vida. Pero Rosario sí tiene responsabilidad moral. Esta mujer no mostró ningún arrepentimiento, lo que nos llevó a recurrir el auto del juez", relató Juan Carlos Quer, que tampoco se cree el derrumbe de El Chicle: "Tuvo 500 días para que si de verdad tuvo arrepentimiento lo mostrase. No la metió en el maletero para llevársela a misa ni la desnudó por eso, demostraremos la intención sexual".

El padre de Diana lamentó todo el sufrimiento que ha tenido que soportar su hija desde pequeña. "Diana llegó luchando y se fue luchando. Me hizo sentir muy orgulloso como padre, una personita que nació pesando 1 kilo superó muchas dificultades; ahora ya descansa en el cielo con su hermana", recordó Juan Carlos Quer, que apuntó que de Diana solo recibieron "cariño". "Nos enseñó a amar la vida, me ha hecho mejor ser humano y mejor padre", matizó.

También hizo hincapié en un tema fundamental para el futuro del autor confeso de la muerte de su hija: la derogación de la prisión permanente revisable. "Estoy aquí porque quiero recoger el testigo de mi hija. A raíz de su fallecimiento tomé la iniciativa de llamar a familiares de otras víctimas para compartir nuestro dolor y poner en valor la vida de nuestras hijas", argumentó y pidió mantener esta pena para los casos de "extrema gravedad", un protocolo en casos de desapariciones y un agravante para los asesinos que no confiesen dónde está el cuerpo de sus víctimas.