El cambadés José Ramón Prado Bugallo, Sito Miñanco, no sólo no perdió en los últimos 16 años que estuvo en prisión los contactos privilegiados con las familias colombianas de la droga, sino que desde que comenzó a disfrutar de la semilibertad que desde 2015 le permitía salir a trabajar a un aparcamiento de Algeciras -de su propiedad, a tenor de los documentos intervenidos- y volver a dormir a prisión, quería hacerse con el monopolio de la cocaína y que todos los clanes gallegos trabajasen con él. Mientras ante el juez de Vigilancia Penitenciaria mostraba su arrepentimiento y repudiaba su vida como narcotraficante, estrechaba sus contactos al más alto nivel con los carteles colombianos, que anularon el suministro de droga a otros grupos y se alzó como el mayor de los grandes capos gallegos.

"En los últimos meses si querías trabajar con cocaína o lo hacías con Sito, o te pasabas al hachís. Tal es la confianza que tienen en él los colombianos", resume un experto en la lucha antidroga. De ahí la importancia de la denominada operación Mito, pues la documentación intervenida en los más de 57 registros podría llevar a otros grandes narcos gallegos. De momento hay cautela, pero entre los investigadores se considera que el operativo puede ser tan importante como lo fue en su día la operación Nécora de Baltasar Garzón. Y es que Prado Bugallo no era un mero transportista, sino un socio y propietario de parte del alijo.

Aunque el objetivo era desmantelar la trama de blanqueo atribuida a Prado Bugallo a través de la intervención de su patrimonio y el de los testaferros, así como de empresas de la red, también se ha frustrado en los últimos seis meses el desembarco de casi cinco toneladas de cocaína del grupo, a tenor del auto de detención dictado por la magistrada Carmen Lamela. Así, se atribuyen a la organización de Miñanco los 3.800 kilos de cocaína intervenidos en el Thoran en octubre del año pasado cerca de Madeira en una operación de Policía Nacional, Guardia Civil y Servicio de Vigilancia Aduanera; otros casi 700 kilos intervenidos en un contenedor en Holanda y habló también de 63 de hachís que se habrían enviado a Alemania. Se investiga si otros dos grandes alijos incautados durante los 22 meses que duró la investigación corresponden también a la organización de Sito Miñanco.

Prado Bugallo volvió a recuperar la supremacía del negocio a lo grande. El grupo, según la investigación, blanqueaba enormes sumas de dinero y utilizaba grandes medidas de seguridad con las comunicaciones encriptadas y con el apoyo de vigilantes a lo largo de toda la costa. Las planeadoras salían a la ría de Arousa directamente desde el astillero cambadés de O Facho para recoger los alijos en alta mar.

El cambadés, además, se gestó 700.000 euros en especialistas de sistemas de comunicación que prepararon teléfonos encriptados para que las embarcaciones hablaran entre sí, hablando siempre con alias. Como ya ocurría en su día, Sito Miñanco tenía informadores a lo largo de toda la costa que comunicaban a la organización las salidas de los aviones de Aduanas, las patrulleras y la presencia policial en cada zona. Además, tenía chivatos en las fuerzas de seguridad que alertaban de posibles investigaciones.

El elevado tren de vida de José Ramón Prado Bugallo puso a las fuerzas antidroga sobre su pista: Sito Miñanco salía a diario de la prisión de Algeciras para trabajar en un aparcamiento en un BMW 320 azul y disfrutaba de una casa de lujo en las proximidades. Las fuerzas antidroga fueron extendiendo su red poco a poco, hasta que la juez Carmen Lamela ordenó el lunes la inmovilización de numerosas cuentas bancarias, un centenar de bienes patrimoniales en España y el extranjero, alguno de ellos en Panamá donde Sito Miñanco residió varios años antes de ser detenido. También se han bloqueado lanchas rápidas y coches de lujo. Entre las empresas intervenidas se encuentra el astillero O Facho, la empresa inmobiliaria San Saturnino que la familia tiene en Cambados, el aparcamiento de Algeciras -a nombre de su antiguo abogado- y otros de la misma sociedad en otras ciudades andaluzas. Además, los agentes se incautaron de dos pistolas.

Un total de 120 agentes de la unidad central de Estupefacientes participaron con el Greco Galicia y el Greco Costa del Sol en las más de 42 detenciones y el medio centenar de registros practicados simultáneamente en Galicia, Andalucía, Madrid y Cataluña. Se intervinieron 300.000 euros en efectivo, a los que se suman los 889.470 euros descubiertos ocultos en dobles fondos de maletas de cinco personas que en febrero del año pasado pretendían viajar a Colombia desde Barajas. Además, una escucha telefónica permitió conocer que una de las entregas de dinero de la organización era superior a 1,8 millones de euros.

La investigación apunta que algunos miembros de la organización se encargaban exclusivamente de facilitar dinero en B, un tercero utilizaba falsos créditos entre familiares para justificar el ingreso de dinero en sus cuentas y otro integrante del grupo usaba su empresa para emitir facturas falsas.