La red de narcos desarticulada en los últimos días por el magistrado de Instrucción 4 de Vigo, Juan Carlos Carballal, guardaba 50 kilos de hachís en tres sitios distintos, entre ellos un piso en Vigo (casi 20 kilos) y otro en Cangas, valorándose el kilo del estupefaciente a unos 800 euros en el mercado ilegal. Además, se intervinieron casi 4 kilos de cocaína que fueron interceptados en un vehículo cerca de Tui.

El magistrado que dirige la operación ordenó ayer el ingreso en prisión provisional y sin posibilidad de fianza de seis de los nueve detenidos en los últimos días como supuestos integrante de una organización de distribución de todo tipo de estupefacientes a mediana escala en el sur de la provincia de Pontevedra. A todos les imputa delitos de pertenencia a banda organizada y contra la salud pública. Excepto uno de ellos, pendiente de otra causa, carecen de antecedentes y todos cuentan con arraigo familiar, según expusieron a preguntas de sus letrados.

Ninguno de los detenidos quiso prestar declaración y se limitaron a responder sobre su situación personal a preguntas de sus respectivos abogados, ya que todos se acogieron a su derecho a no declarar, pues el secreto del sumario se levantó poco antes de iniciarse los interrogatorios, sin apenas tiempo de conocer la causa.

El juez empezó por el interrogatorio a los considerados cabecillas del grupo y dejó para el final a las dos mujeres arrestadas, novias de dos de los implicados, a las que finalmente dejó en libertad con cargos. Un ourensano, supuesto comprador de drogas a la banda, quedó también libre sin pasar por el juzgado. Meses antes había sido apresada una mujer, lo que puso en marcha la investigación sobre la organización desmantelada esta semana por el contra el Crimen Organizado (ECO) de la Guardia Civil. Los seguimientos al grupo comenzaron en mayo.

La operación se cerró esta misma semana, con nueve arrestos practicados en Tomiño, Baiona, Cangas, Vigo y Chapela. Además de la droga, los investigadores se incautaron de dos vehículos caleteados (preparados con compartimentos ocultos para transportar la droga), teléfonos móviles, documentación y 80.000 euros en efectivo.

La red se abastecía de hachís en el sur de España y de cocaína en Portugal y transportaba por carretera la droga por la vía portuguesa. Según las manifestaciones de los detenidos, no todos se conocían entre ellos, si bien todos tenían algo en común: son consumidores de droga.

Las defensas de todos ellos solicitaron su libertad provisional, al considerar que los registros habían sido exhaustivos, con lo que no podrían eliminar pruebas, y todos tienen arraigo, algunos incluso laboral ya que regentan negocios abiertos al público, por lo que no se fugarían de la Justicia, especialmente los pillados con hachís, según sus letrados. Explicaciones que no convencieron al magistrado, quien optó por enviarlos a prisión provisional.