El juez de Almería Rafael Soriano asegura en el auto por el que envía a prisión a Ana Julia Quezada, la mujer de 43 años y origen dominicano acusada del asesinato del niño de ocho años Gabriel Cruz, que cavó un hoyo "previamente" a la muerte del menor y luego quiso deshacerse del cadáver en un invernadero.

Ana Julia, que está en prisión por asesinato, detención ilegal y un delito contra la integridad moral, trazó un "macabro plan criminal" y luego se intentó dotar de una coartada -que hubo una discusión previa con el menor-, que tanto la Guardia Civil como el propio juez instructor desmontan en base a las pruebas recabadas.

Entre estas pruebas figuran "expresiones vejatorias" vertidas por la asesina confesa contra el menor Gabriel Cruz.

El auto indica que "desenterró el cuerpo del niño, lo introdujo en el maletero expresando su intención de deshacerse de él en un invernadero y vertiendo expresiones vejatorias que revelan, presuntamente, una falta de sentimientos , de humanidad y pura crueldad".

Unas vejaciones que escucharon los investigadores que habían colocado, con autorización judicial, micrófonos de ambiente.

"Las pruebas revelan, presuntamente, una falta de sentimientos y humanidad que ella misma ha calificado, que, de ser ciertas, serían de pura crueldad", remarca el juez.

Patricia Ramírez, la madre del pequeño Gabriel Cruz, valoraba por su parte ayer la gran labor de la Guardia Civil, durante una investigación en la que el foco se estrechó cada vez más sobre la sospechosa y en la que, según ha reconocido, ha sido "difícil" el "luchar contra el instinto" que tanto ella como el padre del niño tuvieron desde un principio.

"Ha sido difícil, pero lo hemos hecho bien porque la bruja está en la cárcel", aseveró en Espejo Público. Mientras, Ana Julia Quezada cumplía su primer día en prisión aislada del resto de presas. Su abogado defensor, designado por el turno de oficio, se desplazó ayer a la prisión de El Acebuche donde, entre otros asuntos, se ha interesado por su defendida y a la que no llegó a visitar al presentarse casi fuera del horario establecido para ello.

No obstante, el abogado ha indicado que su patrocinada se encuentra "aislada" en una celda dentro del módulo de mujeres de la prisión, de modo que según marca el protocolo, cuenta con la compañía de un preso sombra como medida de protección.

En esta línea, ha destacado la "profesionalidad" de los funcionarios de prisiones a la hora de establecer medidas de seguridad y, "dentro de lo que cabe, para su bienestar".

Por otro lado, el abogado de Ana Julia ha recordado que su figura como defensor de la investigada forma parte del sistema para tener un "juicio justo" dentro de una sociedad moderna que "trata de impartir justicia y no venganza" para lo que es "imprescindible" que se desarrolle un juicio contradictorio en el que "además de la acusación hay una defensa".

El juez no habla aún de un móvil económico, pero todo apunta a él, según expertos en criminología. Y lo infieren en base a la documentación que muestra que la mujer tiene contraída una deuda de unos 32.000 euros en la República Dominicana. Esta deuda podría haberla movido a hacer desaparecer al menor, con el fin de cobrar un rescate. Esto abriría por otro lado la puerta a la existencia de un posible cómplice.

Según Márquez, "un posible secuestro para obtener una cuantiosa suma mediante el convencimiento a los padres por recibir información del posible paradero u otros que llevasen hacia alguna prueba del menor sería un posible móvil". El criminólogo cree que "el asesinato podría ser premeditado junto al secuestro ya que mantener al niño con vida hasta cobrar la posible recompensa, solo dificultaría el proceso y existiría un alto índice de riesgo a que fuese descubierta o posteriormente identificada. Es muy probable que utilizara las prendas del menor con objeto de confirmar una prueba a cambio de la recompensa, pero claro, para ello tendría que haber un cómplice