La abuela paterna del niño de ocho años Gabriel Cruz declaró ayer en calidad de testigo ante el juez Rafael Soriano, quien investiga la muerte violenta del menor a manos presuntamente de Ana Julia Quezada, durante una media hora en un trance que ha sido "muy doloroso" y en que el que habría desgranado lo que recuerda de aquel 27 de febrero en el que su nieto salió de su casa en Níjar (Almería), a las 15.30 horas para ir a jugar y se perdió su rastro.

Así lo ha indicado en declaraciones a los periodistas a las puertas de la Ciudad de la Justicia el abogado que ejerce la acusación particular, Paco Torres, quien ha declinado detallar el contenido de la declaración de la mujer, de 84 años, dado el secreto decretado sobre las actuaciones que se siguen ante el Juzgado de Instrucción 5 de Almería contra Quezada.

El magistrado instructor recoge en el auto por el que decretó el ingreso en prisión de Quezada que esta "aprovechó un momento temporal en el que sabía que la abuela no iba a controlar" al niño para, mediante "engaño" o "promesa de devolverlo pronto a jugar", llevárselo a la finca familiar de Rodalquilar en la que habría ocultado el cadáver.