Una llamada pone en alerta a la Policía Local de Arona (Tenerife) a las 05.20 horas de la madrugada de ayer. La voz de un joven muy nervioso denuncia que alguien "vestido de negro" ha entrado a robar a casa de su familia. Pero lo que la pareja de agentes que se desplaza a la finca de plataneras de Guaza no espera es el panorama con el que se va a encontrar. De entrada, el comunicante los recibe en la puerta metálica, entre invernaderos, con la camiseta ensangrentada y cortes en las manos. El joven insiste en la versión del robo. Un policía se queda con él para tranquilizarlo y escuchar su relato atropellado. El otro entra en la casa. El escenario es dantesco: dos cadáveres en la planta inferior y uno en la superior muertos a cuchilladas.

Ocurrió ayer. La Policía Local pasó el caso a la Guardia Civil, mientras custodiaba al herido. Ya desde ese momento se sospechó que ese joven, el que había llamado, pudo haber cometido el triple asesinato. Su versión no cuadraba e incurrió en contradicciones sobre sus heridas. Es el hijo adoptado de dos de las víctimas mortales y el nieto de la tercera. Confesó su culpabilidad horas después en el cuartel de la Guardia Civil, confirmó el subdelegado del Gobierno en la provincia, Guillermo Díaz Guerra.

El detenido como presunto autor del triple parricidio es Ricardo Ortega Martín, de 23 años. Sus víctimas: su padre de 68 años, Antonio Ortega Rodríguez, nacido en Barlovento (La Palma); su madre de 59 años, Carmen Nola Martín Marante, nacida en San Andrés y Sauces (La Palma); y su abuelo materno de 80 años, Luciano Martín López, también palmero.

Toxicomanía

Tal y como quedaron los cuerpos, los investigadores aseguran que Ricardo se habría empleado con "extrema violencia", fundamentalmente con el padre. La principal hipótesis de la Guardia Civil relaciona el ataque con la presunta toxicomanía del detenido. De hecho, fuentes de la investigación trataban de confirmar ayer si el joven había acudido a una clínica de desintoxicación en Madrid o estaba sometido a algún tipo de tratamiento.

Antonio Ortega, agricultor que había emigrado a Venezuela y regresado hace unos 25 años para explotar esta finca en Guaza, y su esposa, Carmen Nola, que había sido profesora hasta su jubilación, adoptaron a Ricardo, nacido en Venezuela, cuando éste tenía entre siete y ocho años.