No hubo sorpresas y el veredicto del jurado sobre el crimen de la brasileña Divina Mendes, de 46 años, a manos de su novio, el vigués Diego Pedrido de 33, fue unánime: "Culpable de un delito de asesinato con las agravantes de alevosía (no tuvo opción a defenderse) y ensañamiento (la golpeó brutalmente y después la asfixió con su propias anos, añadiéndole dolor, ya que recibió patadas y puñetazos que le separaron la cara del cráneo estando viva y consciente, pues dijo su nombre, Diego". Le aplican el atenuante de confesión, pues acudió a comisaría para confesar lo que había hecho.

Tras este veredicto y por acuerdo de acusaciones y defensa, la magistrada presidenta del tribunal de la Sección Quinta de la Audiencia con sede en Vigo ha dictado sentencia in voce en sala. Así, condena a 20 años de cárcel al joven acusado de matar a golpes a su pareja en septiembre de 2015 en su domicilio de la calle López de Neira en Vigo y fija 100.000 euros de indemnización para uno de los dos hijos de la víctima, a quien no podrá acercarse a una distancia inferior a 500 metros durante 30 años una vez salga de prisión. También realizará cursos de formación sobre violencia de género en prisión y una vez que cumpla la pena tendrá dos años de libertad vigilada.

Diego Pedrido hizo uso de su derecho a la última palabra para pedir perdón. "Estoy arrepentido. Pido perdón a su familia" , manifestó.

El veredicto del jurado incluye todas los agravantes indicados por la Fiscalía, que relató la brutal muerte de Divina. Un ataque que Diego interrumpió "cuando llamaron al timbre y se acercó a mirar por la mirilla". Entonces, recordó el ministerio público, "volvió, le propinó la patada final que creyó que la mataba y le tomó el pulso para comprobar que estaba muerta. Después se fue y no llamó a una ambulancia". La fiscal jefe, Susana García Baquero, destacó la "lucidez" del acusado tras el crimen: "Recogió sus pertenencias, el portátil, el teléfono y el cargador y volvió al piso porque había olvidado unas llaves". También resaltó que el acusado no tenía ni un arañazo.

Especial semblanza de Divina hizo la abogada de su hijo, Ana García. "No se mata a quien se quiere, no hay amor aquí. Diego se cree que Divina es de su propiedad... Cuando ve que va a dejarle entonces la mata. Es violencia machista, el maltratador se cree con poder par decir al otro como debe ser", expuso.