¿Violencia machista o suicidio pactado? La Guardia Civil no se atrevía anoche a apostar de manera oficial y tajante por una de los dos hipótesis para explicar el suicidio por ahorcamiento de un hombre y el intento de degollamiento de su pareja, ayer por la mañana, en la pinada de el Saler más próxima al pueblo, justo enfrente del instituto de educación secundaria.

Pese a las reservas, la mayor parte de los datos que manejan los investigadores, a la espera de poder tomarle declaración a la herida -anoche permanecía sedada tras ser intervenida de urgencia en La Fe- es que todo aparenta un suicidio doble y pactado por ambos, tal como adelantó ayer en exclusiva Levante-EMV en su edición digital.

La alarma saltó a las 11.30 horas de ayer, cuando un vecino, que al parecer paseaba con su hijo por el bosque, se topó con una mujer ensangrentada que salía corriendo de entre la arboleda, sujetándose una herida en el cuello. La Guardia Civil llegó en apenas unos minutos y, desde el principio, se barajaba un nuevo caso de violencia machista en el que la víctima había logrado sobrevivir.

Sin embargo, los datos no acababan de encajar en esa tesis. Una testigo relató ayer que, cuando la mujer, cubierta de sangre, estaba ya custodiada por la Guardia Civil, al borde del bosque, "echó a correr de repente a toda velocidad y los agentes tuvieron que esforzarse para darle alcance, cortarle el paso y obligarla a detenerse".

Fue, al parecer, el momento en el que supo que habían encontrado el cadáver de su pareja sentimental, que pendía de una cuerda atada a la rama de un pino. Poco después, una ambulancia del SAMU la trasladaba al Hospital La Fe, donde anoche permanecía sedada tras ser intervenida de urgencia por la herida en el cuello y otras más en el tórax.

Cuando los especialistas en criminalística iniciaron la inspección ocular del lugar donde estaba la pareja dentro del bosque, además de una manta y algo de comida y bebida, en apariencia un almuerzo campestre más, encontraron varias cajas de fármacos de los que se suelen emplear para quitarse la vida, así como otros elementos que refrendaban la tesis del suicidio pactado.

Tampoco había denuncias de malos tratos por parte de la mujer contra su actual pareja, si bien eso no es un factor excluyente en los casos de violencia machista, ya que la mayor parte de las víctimas tardan mucho tiempo en denunciar o, simplemente, nunca llegan a hacerlo.

Antecedentes de suicidio

Eso sí, la mujer, de 45 años y vecina de un municipio de la Ribera -este diario omite tanto su identidad como la del fallecido ante la posibilidad de que se trate de un suicidio pactado, ajeno a la violencia de género-, había estado protegida por orden judicial por una denuncia de malos tratos de una pareja anterior, pero esa orden de alejamiento había cesado en 2015 y, según las fuentes consultadas, aquel hombre ya no mantenía contacto alguno con ella, por lo que se descarta que ese hecho guarde relación con lo sucedido ayer.

Según ha podido comprobar este periódico, la mujer había tratado ya el año pasado de quitarse la vida. De momento, los investigadores no han encontrado ninguna nota escrita o anuncio de algún tipo que refrende el suicidio o las razones por las que habrían decidido hacerlo juntos. El hombre, de 50 años, al parecer pasaba un momento económicamente complicado. Ambos llevaban viviendo juntos al menos unos meses.

El pasado domingo, se alojaron en un hotel de el Saler -sólo se inscribió ella-, adonde llegaron en un taxi, que reservó la habitación doble por teléfono mientras iban de camino. Nada más llegar, pagaron por adelantado dos noches, la del domingo y la del lunes. Ayer por la mañana, en torno a las 10.30 horas, recogieron sus cosas, pidieron ambos al recepcionista una escalera «para recuperar una cometa encalada en un pino», según le dijeron, y se despidieron diciendo «que más tarde regresarían para devolvérsela". Una hora después, El Saler se convirtió en un hervidero de guardias civiles y ambulancias.

La Guardia Civil espera a que los médicos les permitan tomarle declaración para decantarse por la tesis del suicidio acordado o por la de la violencia de género, que se mantenía ayer como posible, entre otras cosas, porque ella tiene al menos una herida de defensa en una mano y hay que aclarar si la levantó en el último momento al arrepentirse del supuesto pacto o si nunca existió tal y fue una agresión machista. Lo único cierto hasta ahora es que fue el hombre, vecino de l'Horta Sud, quien acuchilló a la mujer -el arma estaba a su lado- y luego se ahorcó.