"Yo estaba de guardia en el PAC y escuchamos un estruendo tremendo. Nos activó el 061 y salimos hacia la zona en una ambulancia: dos técnicos, una enfermera y yo. Estamos muy muy cerca del lugar, a siete kilómetros; llegamos en cinco minutos", explica Paula Fernández, doctora en el Punto de Atención Continuada (PAC) de Tui.

Paula y su equipo fueron los primeros en llegar a la zona cero. "Todavía no había llegado Guardia Civil, ni Policía, ni bomberos... no estaba la zona acordonada, ni nada, y seguía ardiendo. Ya estaban por allí los vecinos, dispuestos a ayudar. Sabían que había gente dentro y solo querían sacarlos de allí y salvarlos", describe Fernández, todavía consternada por lo vivido.

"Yo solo veía humo y llamas y a los vecinos intentando entrar. Les dije que se apartaran hasta que llegaran los equipos pero no me hicieron caso. Sentí mucho miedo porque pensé que podía producirse una segunda explosión", apunta Fernández sobre los primeros instantes tras la tragedia, sin saber todavía lo que había pasado y en pleno caos.

"Llevábamos en la ambulancia el equipo médico, pero no estamos preparados para estos casos: ni mascarillas ni trajes ignífugos", añade Fernández. En total atendieron a seis personas in situ. "Los propios vecinos sacaron primero a los niños y nos los trajeron. Estaban muy asustados, claro, con heridas leves", cuenta la doctora, que continuaba con el temor a otra explosión. Eran unos niños de 6 y 15 años, hermanos. Poco después les llegó la información de que la madre había fallecido y el padre estaba desaparecido. Tras atender a los pequeños, llegaron cuatro víctimas más, adultos, también con heridas leves: "contusiones y quemaduras", apunta la facultativa. Prestada la atención médica inicial, fueron trasladados al hospital.

"Cuando llegó la Guardia Civil y los bomberos nos retiraron para seguir ellos, tenían que apagar el incendio y revisar la zona, quiero decir, marcar el dispositivo de seguridad", apunta Paula. "Había tres UVIs móviles y dos helicópteros", añade. Pasó dos horas en la zona cero. Después regresaron al PAC: "había unas veinte personas para atender". "Dos doctoras que viven cerca se ofrecieron a ayudar y nos sirvió de mucho en el PAC", añade Fernández. Allí continuaron atendiendo a víctimas hasta las ocho de la mañana de ayer.

"Es nuestro trabajo. Afortunadamente este tipo de situaciones no ocurren muchas veces. Pero es cierto que nos vimos desprotegidos. No tenemos equipamiento para actuar en incendios o catástrofes de este tipo, como el 061. No tenemos entrenamiento específico en triajes, que es clasificar a las víctimas en función de la gravedad; actuamos por sentido común", concluye.