El periodista Gaspar Rosety, asesor de presidencia de Ángel María Villar en la Real Federación Española de Fútbol, falleció la pasada madrugada como consecuencia de "las secuelas de un golpe en la cabeza por una caída" que sufrió hace tres días, según confirmó su hermano Manuel a través de las redes sociales. "Este domingo empezó mal", comunicó en Twitter el también periodista Manuel Rosety. "De madrugada murió mi hermano Gaspar. Las secuelas de un golpe en la cabeza por una caída me lo llevó en tres días", explicó sobre el incidente que le provocó una hemorragia cerebral y una parada cardiorrespiratoria. El percance se produjo al caerse al tropezar con un bolardo en una acera de Madrid, en donde residía.

Apasionado del periodismo, Gaspar Rosety trabajó para Antena 3 Radio, Cadena COPE y Radio Voz, entre otros medios de comunicación, en donde narró multitud de partidos de la selección española de fútbol y de encuentros de competiciones nacionales y internacionales de clubes.

En 1998 fue designado por la FIFA como narrador oficial de la Copa Intercontinental de Tokio y en los años posteriores colaboró con el diario Marca y Telemadrid, antes de ser nombrado director de medios primero y adjunto a la presidencia del Madrid después, poco después de escribir un libro sobre Florentino Pérez, de aquella ya presidente del Madrid, en una tarea que empezó en 2006.

En junio de 2009 se incorporó a la Federación Española de Fútbol, inicialmente como director de medios y posteriormente como asesor de presidencia de Ángel María Villar, cargo que desempeñaba en el momento de su muerte. En noviembre de 2013 recibió la Antena de Oro, que otorga la Federación de Asociaciones de Profesionales de Radio y Televisión. "El cielo ya tiene narrador para sus partidos. Al mejor", apuntó su sobrino Ricardo Rosety, también periodista.

Gaspar Rosety se ganó una gran popularidad haciendo tándem como José María García en las transmisiones de los partidos. Su estilo apasionado y enfático le convirtió en una de las voces más reconocibles de la radiodifusión española en los años ochenta y noventa. Amante de su trabajo y orgulloso de su labor, un sitio especial en sus mayores éxitos profesionales lo reservaba para aquellos que tenían que ver con los mejores éxitos de la selección española, de la que era un gran entusiasta. El fallecido se había granjeado, además, el aprecio de todos quienes lo trataron por su simpatía y espíritu de colaboración con cualquier compañero, aunque trabajase para otro medio de comunicación.