Antonio García Ferreras (León, 1966) ha cumplido treinta años de profesión, no olvida que la radio fue su maestra y defiende el periodismo en que creen él y su equipo del programa de La Sexta Al Rojo Vivo: inconformista, incómodo para el poder, crítico y valiente. "Buscamos la verdad y la contamos de una manera directa, clara, con un lenguaje audiovisual de este tiempo y, por supuesto, con pasión informativa", explica el periodista.

-Han pasado treinta años desde que comenzara en Radio Valladolid, en 1986. ¿Cómo han evolucionado el periodismo y los medios?

-Ahora la voracidad de la inmediatez es inmensa gracias a las nuevas tecnologías, a internet o a las redes sociales. Aprovechémonos de sus ventajas, perfeccionemos sus fragilidades y combatamos sus riesgos. Estamos inmersos en una vertiginosa sociedad digital con nuevos actores con capacidad para informar y desinformar. Vivimos momentos y tiempos excepcionales que requieren de un periodismo fuerte, honrado y valiente que tiene que aprovechar la tecnología punta. Un gran desafío.

-Dirige y presenta Al Rojo Vivo, a punto de cumplir los seis años en pantalla...

-Es un programa que ha ido construyéndose y creciendo desde abajo. En el equipo de Al Rojo Vivo no olvidamos jamás que esta aventura periodística comenzó en La Sexta 2 a las doce de la noche y con un 0,5% de audiencia. Humildad siempre.

-¿Cómo definiría el programa?

-Un programa en busca de las claves que permitan entender este nuevo tiempo político, económico y social, donde muchas reglas están cambiando. Al Rojo Vivo es pasión por la información, con expertos, con los protagonistas de la actualidad, y es también debate desde posiciones diversas. Busca generar pensamiento crítico y ser una herramienta útil frente a la mentira.

-¿Con qué criterios se eligen los temas y los comentaristas?

-Desde su inicio es un programa hecho para los que votan y para los que no votan, eminentemente centrado en la política. Las investigaciones judiciales están presentes porque la lucha contra la corrupción es uno de los retos de este país. Buscamos que participen los protagonistas, los especialistas que saben y analistas con planteamientos ideológicos diferentes e, incluso, antagónicos. Respeto, pluralidad y diversidad.

-¿Cómo mantener el interés del público durante varias horas para que no cambie de canal?

-Debemos ser leales al periodismo en el que creemos más allá de las audiencias. Inconformistas, incómodos para el poder, críticos, valientes y directos. Sin olvidar que al poder, a menudo, no le preocupa la realidad, sino el silencio de la realidad. Nosotros no sólo hacemos televisión, hacemos periodismo.

-¿Y hay presiones para que el programa se oriente de una determinada manera?

-Si haces periodismo, las presiones son consustanciales a tu trabajo. Existen y no sólo del gobierno. Hay que vivirlas con naturalidad, hacerles frente y no doblegarte.

-¿Sería posible este programa en otra cadena?

-Al Rojo Vivo encaja a la perfección en La Sexta porque es una cadena de televisión que cree de verdad en la información. Y en cuanto a las ofertas, por el momento nada que me haga replantearme mi presente.

-¿Se ha planteado cambiar la hora de emisión o el formato?

-Seguiremos en la misma franja, aunque queremos consolidar el horario de las once de la mañana como inicio del programa. Y, por supuesto, reaccionar a cualquier hora, ante hechos informativos importantes como los atentados de Niza y Berlín, o como hicimos con el referéndum del Brexit, la elección de Donald Trump (durante casi 14 horas seguidas) o el Comité Federal del PSOE que culminó con la dimisión de Pedro Sánchez.

-En un programa como éste y en directo, ¿hay algo de espectáculo, es tan importante el lenguaje verbal como el gestual?

-No buscamos el espectáculo, pero no se pierde rigor por hacer un producto atractivo. Buscamos la verdad y la contamos de una manera directa, clara, con un lenguaje audiovisual de este tiempo y, por supuesto, con pasión informativa.