Orden espacial y proporción geométrica, las divisas con las que trabaja habitualmente el interiorista Francesc Rifé, son también las ideas clave de la reforma de esta vivienda situada en la ciudad de Valencia, en una finca de los años 70 con unas más que generosas dimensiones - 320 m2 -, pero con una distribución convencional y anodina en la que se perdían muchos metros en pasillos y distribuidores.

La planta tiene forma de H, con la zona de día en uno de sus lados y la de noche en el contrario. En el centro, se ha situado una gran cocina en isla con un comedor que está separada del recibidor que da acceso a la vivienda por un módulo de madera que sirve - tanto en la cara que da a la cocina como en el lado del recibidor - de espacio de almacenaje, ropero y para esconder las instalaciones de la vivienda. Esta cocina comedor es el espacio donde la familia propietaria hace más vida y el que articula el resto de la vivienda. Las paredes, el suelo y el techo son de roble natural, un material que Francesc Rifé aprecia especialmente. La isla de trabajo y la mesa combinan esta madera con la piedra natural. En el perímetro de esta estancia, paneles de opalina blanca permiten aprovechar la luz natural procedente de los dos patios situados a ambos lados del edificio.

La sala de estar y la zona de televisión se han ubicado junto a la fachada que da a la calle principal porque son las áreas para las que se deseaba más luz natural. En la parte posterior de la finca se ubican los dormitorios, cuyo acceso está flanqueado por módulos de armarios de madera de roble natural.

Los dormitorios de los hijos, que incluyen cada uno su propio baño, se sitúan a ambos lados de un distribuidor y están diseñados con colores claros y mobiliario sencillo. Al dormitorio principal se accede por el vestidor, que también articula el acceso a un despacho y el baño principal.

A diferencia del resto de la casa, donde predomina el roble, el baño principal está proyectado con piedra Solnhofen - una caliza procedente de Baviera con restos fósiles - de color beige que permite disponer de suelo radiante. La zona de ducha incluye un desagüe oculto y está separada del resto del baño por un gran cristal de color gris que se ha opacado para ocultar los sanitarios. El área del lavabo está integrada en la piedra maciza y comparte espacio con el tocador. El espejo que ocupa toda la pared también incluye, en sus laterales, unos armarios contenedores y un televisor situado frente a la gran protagonista: la bañera de resina blanca de Boffi.