La decoración minimalista, basada en el empleo de pocas piezas, no es nada nuevo en el mundo. Lo que si resulta novedoso es su reciente aplicación a las construcciones rurales, que hasta ahora se han identificado con el estilo rústico en sus vertientes más o menos elegantes.

Esa nueva asociación del minimalismo con entornos no urbanos y, más concretamente, con entornos rurales se debe a profesionales del interiorismo como el británico John Pawson, que consiguió con su intervención en una antigua granja del siglo XVIII desterrar viejos prejuicios para conseguir uno de los mejores ejemplos de "minimalismo rural".

La casa, de una sola planta, se levanta alrededor de un gran patio, del que se disfruta a través de los amplios ventanales. En ella no falta una librería y grandes espacios diáfanos, dominados por el blanco y la gama de los azules grisáceos.

El arquitecto alude a la construcción como "un complejo agrícola que se transforma en una serie de espacios residenciales en los que el refinamiento de los elementos recién incorporados como las paredes de cristal de suelo a techo y los tabiques bajos de yeso blanco contrastan con la llaneza de la estructura original".

Otros buenos ejemplos de minimalismo en entornos rurales se encuentran en los trabajos del estudio de arquitectos de Carl Turner, autores de una rara joya campestre en la campiña inglesa de Cambridgeshire. La casa se inspira en un granero y sorprende por su intencionada rusticidad. Los interiores se han recubierto de madera.