Hoy les mostramos la idea más clara de renovación, el lugar donde la arquitectura y el trabajo en equipo alcanza su máxima expresión y en un espacio tan simbólico como la tan traída y llevada Playa de Palma. Se trataba de la renovación total de dos hoteles, el Java y el Caballero, totalmente obsoletos. Había que conseguirlo en tiempo récord. En el mes de noviembre con sólo cuatro meses de plazo previsto, el estudio de arquitectura MOMA de Antonio Mérida toma posesión de los hoteles, totalmente cerrados y sin clientes. El equipo de demolición inicia sus trabajos. Alrededor de 50 operarios se organizan por plantas y zonas. El tiempo es limitado y se atacan todas las áreas a la vez. Finalmente, el equipo total de obra lo conformarán 240 operarios. Algo impresionante.

En habitaciones se ponen tres equipos por hotel a desmontarlo todo, camas, armarios, cortinas, luminarias, lavabos, bañeras, puertas. No debe quedar nada.

En la zona de piscina se instala otro equipo por hotel. La piscina principal va a cambiar su altura y estética, por lo que es preciso su demolición, y en la zona de jardín, se ejecutará un espacio japonés con camas balinesas sobre una nueva lámina de agua.

En la planta primera, de almacén y zonas de servicio, deben ejecutarse un spa, una sala de fitness y una piscina climatizada, por lo que se instala otro equipo de demolición por hotel, para echar abajo tabiquerías, instalaciones, suelos, y ventanales viejos.

En las zonas de planta noble, tres equipos más para demoler. Todo debía quedar diáfano para dar paso a un nuevo hall, un nuevo salón bar, un nuevo comedor y un nuevo salón social. Se montan andamios colgados para reformar la fachada, se sanean los cantos de forjados, se desmonta toda la carpintería exterior y se anclan nueve cubos de 81 metros cuadrados de chapa micro perforada y ondulada que pretende ser el faro de la Playa de Palma para los nuevos visitantes.

Seguidamente se incorporan a la obra 40 operarios de instalaciones, todas las zonas exteriores son nuevas, por lo que se ejecutan nuevos y eficientes sistemas de riego para los jardines de la entrada y piscinas; también sistemas de ventilación y climatización para los nuevos spa y fitness, y toda la iluminación del hotel con led, buscando líneas ordenadas, decoración y sobre todo eficiencia energética.

En las habitaciones, todos los elementos de los baños son nuevos e incluso se cambian las bañeras por platos de ducha, en combinación con los nuevos pavimentos en suelo y paredes de primera calidad en porcelánicos. El oficio de carpintería y vidrio también tenía un gran trabajo por delante. Se instalan mamparas de baño decorativas, correderas de salida a balcón con sistemas de desconexión de aire acondicionado, espejos de cuerpo entero en habitaciones que dan más luminosidad, espejos de aumento en baños, puertas de vidrio para entrar a los baños de las habitaciones dando así más luz natural a este espacio.

Los carpinteros de madera han sido uno de los protagonistas finales, pues su diseño es innovador y funcional, y busca en todo momento durar en el tiempo. Así, en las cabeceras se integran fotos y leds, en las butacas se utilizan acabados inox y tendencias nuevas, en el comedor los colores elegantes turquesas nos recuerdan a los mejores hoteles de Bora Bora. Y en los hall, la combinación de celosías troqueladas, espejos en techos, vinilos zen, lámparas de diseño, fuentes de agua y solados alternativos consiguen una foto final digna de futuros galardones.

En pintura los equipos de trabajo no cesan en jornadas incluso nocturnas para eliminar el gotelé, y dar paso a superficies planas que facilitan el nuevo diseño minimalista y elegante. Son más de 30.000 metros cuadrados de pintura sobre los que hay que intervenir y para los que se incorporan hasta 40 pintores.

En los spas, se importan desde Italia elementos de nueva tecnología en baños turcos, saunas, jets hidromasaje, cuellos de cisne, duchas maravilla... Con diseño de lujo se completan circuitos de relajación preparados para el disfrute de los más de mil clientes que alcanza el complejo hotelero a diario.

Los accesos se han ejecutado desde cero, con puertas giratorias de grandes dimensiones, espacios laterales japoneses, iluminación decorativa y ambiental, zonas de espera súper confortables, y señalítica personalizada según el proyecto integral. Todo está preparado incluso, se ha levantado el pavimento exterior, para mejorar y decorar los aparcamientos de bus y clientes. Desde la entrada se han habilitado

nuevos caminos para que los clientes que usan bicicletas accedan a unos nuevos centros ciclistas que están equipados con bancos, aseos, talleres, soportes individuales...

En total, hasta 49 oficios y 240 operarios bajo el paraguas de Moma, con la colaboración del estudio Palmer Blanch Arquitectes formado por los arquitectos Mateo Palmer y Laura Blanch con la interiorista Blanca Rosselló.