No es común, aunque sería lógico, que cuando un artista se enfrenta al montaje de una nueva exposición en una galería cuente con la colaboración de un interiorista para materializar el diseño expositivo de la misma, y tendríamos mucho que decir sobre este tema y de cómo, hoy por hoy, la precariedad intencionada que sufre el mundo del arte y la falta de profesionalización manifiesta del diseño de exposiciones impiden que la colaboración de estas disciplinas provoquen nuevas propuestas.

Este no es el caso de Build-up, la última exposición de Keke Vilabelda, que buscó la colaboración de Arturo Rodríguez y Jesús Olavarría, no solo para trabajar con el espacio físico, sino también para desarrollar el discurso expositivo de la misma y crear un entorno donde arquitectura y obra entablaran un diálogo, que a través de una instalación uniera contenedor y contenido en una sola propuesta dotada de coherencia.

Huyendo de la mera sucesión de cuadros colgados y agrupados por algunos de los criterios habituales, y rompiendo intencionadamente algunos de los paradigmas tradicionales en el montaje de exposiciones, el proyecto trata de ir más allá proponiendo como soporte expositivo y elementos de la instalación materiales como la tela asfáltica, los ladrillos macizos de barro, las estructuras formadas por palets, o los elementos industriales, buscados todos ellos desde su relación con la temática de las obras.

Objetos cotidianos del mundo de la arquitectura que, a través del diseño expositivo, se sacan intencionadamente de contexto y se utilizan como elementos de la exposición, cobrando así un significado propio, que nos transporta y nos hace referencia al antiguo, pero no por eso falto de contemporaneidad, readymade de principios del siglo XX.

Una propuesta, que como muchas otras, intenta ir más allá de la mera exhibición y que, en este caso, cuestiona la frontera entre forma y función dotando a los elementos que sirven de soporte de las pinturas de un significado formal mas allá de la mera función de marco o de elemento funcional de distribución y recorrido, forzándolos a formar parte de la escenografía, que ya es propia de sus exposiciones y que nace de las que el propio Keke crea en sus composiciones pictóricas; una propuesta cargada de concepto y contenido, y que surge, finalmente, de la colaboración y el estrecho trabajo entre artista e interiorista.