En un hogar familiar, las superficies tienen que ser prácticas, capaces de soportar el desgaste y el uso diario sin necesidad de mantenimientos intensivos. De cara a adaptar los diferentes espacios de la casa a los niños, es importante elegir una base segura e higiénica, como son las baldosas cerámicas, y lo suficientemente resistente para mantenerse perfecta durante muchos años.

La habitación, el baño o el cuarto de juegos se convierten en los lugares "preferidos" hasta bien entrada la adolescencia y deben evolucionar con la familia. En estas estancias, el suelo y las paredes juegan un papel importante y deben contar con materiales duraderos, fáciles de limpiar y que poseen cualidades decorativas del gusto de toda la familia, exigencias que cumplen a la perfección los revestimientos y pavimentos cerámicos.