Les mostramos un ejercicio de interiorismo al servicio de la comunicación y la venta de la arquitectura. Comunicar arquitectura, o si la arquitectura es un vehículo, como lo es la escritura, la música o el lenguaje, para evocar un mensaje, para emitir un discurso claro, ha sido de siempre, desde que ciencia y arte se dieron la mano en este ejercicio de modernidad.

No hay duda sin embargo de que un edificio, una construcción transmite sensaciones así que tanto o más importante es que un local comercial destinado a vender espacios para vivir deba ser una imagen que se corresponda con el momento, que lance un mensaje claro del lugar y a quien nos dirigimos.

La arquitectura como sistema de comunicación tiene carácter limitado y poco convencional ya que trabaja con codificaciones estándar, institucionalizadas por la práctica, donde las combinaciones están restringidas a unas pocas variaciones y por tanto la posibilidad de comunicar algo nuevo siempre están ligadas a códigos ya aceptados.

A diferencia del lenguaje verbal que permite una mayor libertad de construcción. Un arquitecto, al crear una iglesia utiliza determinadas tipologías de uso devenidas en código, elementos formados ya asociados al uso, a los tipos espaciales y a los códigos de carácter técnico. Trasladen esto a la creación de un templo de la inmobiliaria y comprenderán el trabajo conjunto que el interiorista Felip Polar y el arquitecto Jaume March han proyectado para la nueva oficina ubicada en primera línea de mar en el Puerto de Pollenca, un lugar emblemático del turismo y la vida de calidad de Mallorca. Se creó incluso una imagen gráfica nueva para apoyar esta obra creada por la diseñadora Laura Lerycke, para crear un todo.

Local complejo

La complejidad del local por el efecto túnel de 24 metros de largo por 380 de ancho, fue resuelto por el interiorista creando dos módulos de madera de roble natural y DM lacado en blanco que albergan la zona de trabajo y también una zona con despacho privado.

Los módulos de madera están compuesto por puertas invisibles que albergan espacios donde guardar el material de oficina, papeles y documentos que se amontonan apartados del espectador, pero a mano, porque siguen siendo necesarios a pesar de que las pantallas del ordenador han ganado en visibilidad.

El mobiliario está hecho a medida, estanterías, armarios de almacenaje mesas de DM lacadas en blanco mate, todo fue construido a la medida del lugar, y con una intención, comunicar modernidad y calidad. Incluso un espacio verde fue creado para separar espacios, para dividirlos y de paso romper con el efecto túnel que podía ser asfixiante. Estamos frente al mar, se comunica frente al mar. Hasta los suelos fueron elegidos pensando en eso.

El pavimento del local está compuesto por microcemento color gris en las zonas de entrada y verde aligerando las zonas de trabajo que están compuestas de parquet de roble natural. Y por supuesto la iluminación, cálida de led indirecta, que da profundidad al local y le da mayor amplitud resaltando los volúmenes de madera, verdaderos protagonistas, junto a los que la han hecho posible.