Ser guapa y famosa abre muchas puertas, sobre todo las de los proyectos que ansían una dosis extra de publicidad. Por eso, ver a los rostros más conocidos del mundo de la moda como reclamo en un proyecto cinematográfico, haciendo un cameo de pocos segundos, es casi tan viejo como el propio cine. Lo que es menos habitual es que las modelos ocupen un papel relevante en la película, pero pasa. La última en sumarse a esta lista ha sido Cara Delevingne.

La modelo inglesa dio el salto a la gran pantalla en 2012, metiéndose en la piel de la princesa Sorokina en Anna Karenina, dirigida por Joe Wright. La joven, musa de Karl Lagerfeld, director creativo de Chanel, y deseada por las firmas más importantes, siempre tuvo claro que quería ser actriz.

Se quedó sin ser protagonista en la versión de Alicia en el País de las Maravillas de Tim Burton, pero lo ha conseguido en Ciudades de papel, dirigida por Jake Schreier. Y si antes de ser la actriz de cabecera en una cinta tenía claro que quería enfocar su carrera hacia el séptimo arte, una vez que lo ha probado se ha decidido. Esta misma semana, la modelo anunció que deja las pasarelas para centrarse en su carrera como actriz.

La joven de 23 años se mostraba además muy crítica con la profesión en la que ha triunfado. "El mundo de la moda me ha hecho odiar mi cuerpo", explicaba en una entrevista en The Times, en la que también reconocía que llegó a sufrir psoriasis -una enfermedad que descama la piel- y que le obligaban a camuflarlo con maquillaje para poder desfilar. "Los maquilladores de las pasarelas trataban de ocultar las marcas de la enfermedad y se ponían guantes porque pensaban que era una leprosa", recuerda en la entrevista.

Pero Delevingne no es la primera ni la última reina de los desfiles que consigue el éxito en el cine. En la década de los cincuenta, Coco Chanel y las revistas de moda solo pensaban en un nombre, Suzy Parker. La supermodelo se convirtió en el rostro y el cuerpo más deseados por las grandes firmas, pero una deuda hizo que saltara al cine.

De los cameos en las películas Una cara con ángel pasó a papeles relevantes en filmes como Bésalas por mí, junto a Cary Grant, o 10, calle Frederick, con Gary Cooper.

El los sesenta, Twiggy era el referente indiscutible de las nuevas tendencias. Su rostro angelical y su complexión delgada conquistaron a los fotógrafos y a los directores de cine. La modelo londinense participó en más de veinte películas y hasta ganó dos Globo de Oro, como mejor actriz de musical y comedia y como actriz revelación, en 1971, por El novio.

En esa misma década Veruschka triunfaba en Italia, Francia, Alemania y Nueva York con su belleza prusiano-alemana. Pero fue su participación en la película de culto Blow Up, dirigida por Michelangelo Antonini, la que la introdujo en la historia del cine.

Imán rompió los rígidos moldes de la moda al convertirse en la primera supermodelo africana que reinaba en las pasarelas en los 70 y los 80. Su éxito era tal que puede presumir de haber participado en la oscarizada Memorias de África, junto a Robert Redford y Meryl Streep.

La década de los 90 fue la edad de oro de las pasarelas gracias a las supermodelos. Todas hicieron sus cameos en el cine, pero algunas llegaron a ser algo más que una figurante atractiva. Claudia Schiffer participó en Niño rico, Blackout, Zoolander o Love Actually. La francesa Laetitia Casta lució sus espectaculares curvas en Astérix y Obélix contra el César. Y Carla Bruni fue una de las escogidas por Woody Allen para su Medianoche en París.

Como la joven Cara Delevingne, Charlize Theron abandonó las pasarelas por el cine, y le ha ido más que bien en su carrera como intérprete. La ahora actriz cuenta con un Óscar por su interpretación de asesina en serie en la película Monster. Monica Bellucci, Alessandra Ambrosio, Gisele Bündchen o Heidi Klum son solo algunos nombres más de esta exitosa pasarela de cine. Todas ellas han compaginado sus dos facetas: las de desfilar sobre la pasarela con actuar en la gran pantalla.