Johnny Depp presentó ayer en Venecia el filme Black Mass, sobre el histórico criminal James Whitey Bulger, cuyo comportamiento tenía "algo de poético", en palabras del actor, que destacó su vertiente familiar en contraposición con sus brutales delitos.

"Nadie se considera a sí mismo como el diablo", afirmó Depp sobre sus diversas interpretaciones de personajes malvados. "Encontré el diablo en mí mismo hace mucho tiempo, lo acepté y somos buenos amigos", dijo sonriente el actor en una rueda de prensa en Venecia, donde presentó, junto al director Scott Cooper y los actores Joel Edgerton y Dakota Johnson, una película que se proyecta fuera de la competición oficial.

La cinta que se centra en los años setenta y ochenta cuando Bulger colaboró como informante del FBI para poder controlar el sur de Boston, mientras su hermano William se dedicaba a la política y llegaba a ser senador por Massachussets. "Hay algo poético sobre cómo era capaz de comportarse en su trabajo y al mismo tiempo estar orgulloso de su origen irlandés y ser leal con su vecindario, además de estar muy cercano a su hermano", explicó Depp, uno de los artistas más esperados de la Mostra, ante una sala de prensa abarrotada desde una hora antes. Depp trató de acercarse a su personaje "solo como ser humano", porque, agregó: "nadie se levanta por la mañana, va a lavarse los dientes, se mira al espejo y dice 'soy el diablo' o 'voy a hacer cosas diabólicas hoy".