Tormentas de arena, temperaturas gélidas, ausencia de oxígeno y aridez extrema. Son algunos de los desafíos para la vida humana que plantea la anhelada conquista del suelo marciano y que Marte, la epopeya espacial de Ridley Scott que se estrena el día 16, refleja con bastante realismo. Así lo cree Rudi Schmidt, director de la misión Mars Express de la Agencia Espacial Europea (ESA) y asesor técnico de Scott durante el rodaje en Budapest del filme, una historia de upervivencia que traslada a la gran pantalla la novela El marciano de Andy Weir.

"Creo que la película es realista, los hechos podrían suceder de ese modo, aunque obviamente hay cierta libertad artística", señala en una entrevista Schmidt, autor de más de un centenar de estudios científicos sobre Marte. Un ejemplo de esa "libertad" se encuentra en los primeros minutos del metraje, cuando una espectacular tormenta hace que piedras y objetos vuelen por los aires y deja "tirado" y completamente solo a Mark Watney (Matt Damon), uno de los astronautas que componen la misión Ares 3. "El mensaje es correcto, en el sentido de que una tormenta en Marte es extremadamente peligrosa, pero no por los motivos que describe tanto el libro como la película", advierte Schmdit. "La tormenta es incapaz de destruir objetos mecánicos, no hay suficiente energía. Se levanta un polvo muy fino pero las cosas no vuelan por los aires porque la atmósfera en Marte es extremadamente débil", señaló.