El artista italiano Pier Paolo Pasolini recibió ayer numerosos homenajes en Italia para recordar el cuarenta aniversario de su muerte, un destino que para él no solo consistía en "no poder comunicar, sino en ser ya para siempre incomprendido". Numerosas ciudades de toda Italia, así como colectivos o asociaciones, prepararon actividades como exposiciones, proyecciones de sus filmes, partidos de fútbol -tan apreciados por el autor- e incluso vigilias laicas para conmemorar esta efeméride.

Pasolini (Bolonia, 1922) se definía como "escritor" pero en su vida tocó múltiples palos, como la poesía, la narrativa, el ensayo o el cine, siempre fiel a su estilo irreverente y provocador, porque para él "escandalizar es un derecho y ser escandalizado, un placer". La polémica envolvió su vida, desde sus orígenes en una aldea friulana, pasando por su figura como intelectual, hasta su muerte frente al mar en la noche entre el 1 y el 2 de noviembre de 1975. El poeta había acudido a Ostia, en el litoral romano, para mantener relaciones sexuales con un chapero de diecisiete años llamado Giuseppe Pino Pelosi, que pasaría a la posteridad como el autor de su brutal asesinato.

El joven confesó la autoría del crimen y fue condenado a 9 años de prisión, de los que acabaría cumpliendo cuatro, si bien más tarde se desdijo de su versión y llegó a cambiarla en múltiples ocasiones. Hoy muchos recuerdan la imagen del cuerpo inerte del artista en una playa romana, con apabullantes signos de violencia, y dudan de la versión oficial. Aducen que una persona sola no pudo masacrar de ese modo al intelectual, que se había granjeado numerosos enemigos con sus airadas opiniones y sus polémicas creaciones, marcadas por el sexo y el lenguaje desvergonzado. Incluso hay quien sospecha de la sombra de la mafia o de potentes logias del país, a quienes Pasolini aludió sin citarlas en un artículo publicado un año antes de su muerte y titulado Yo sé (Io so), en el que aseguraba conocer la causa de los Años de Plomo.

El primo y confidente del escritor, Domenico Naldini, de 86 años, rechaza taxativamente estas teorías. "Consideré el caso cerrado hace cuarenta años. Yo comía, vivía y trabajaba con él. Su muerte fue inmediatamente clara: (el autor) fue uno de tantos asesinos del ambiente homosexual romano", sentenció. Italia perdió así a uno de sus intelectuales más prominentes y rebeldes del siglo XX, aunque atosigado por la censura y la magistratura. Pasolini se enmarca en el ambiente intelectual de Roma, ciudad a la que llegó con su madre en 1950 tras ser expulsado del Partido Comunista y de la escuela en la que trabajaba como profesor, acusado de corrupción de menores. En la capital, el artista encontró el ambiente en el que basaría gran parte de su obra: una periferia proletaria, de una humanidad grotesca, poblada por jóvenes pícaros que se prostituían o se dedicaban al contrabando para poder vivir.

Ese fue el escenario de algunas de las obras que le consagraron como escritor, como Ragazzi di vita (1955) o Una vita violenta (1959), y también como director de cine, con películas como Accattone (1961) y Mamma Roma (1962). "Su intención artística, a través de una descripción apocalíptica del mundo actual, era que todos tomaran nota y supieran reaccionar de un modo adecuado", explicó Nardini, quién estableció cierto paralelismo entre Pasolini y el poeta español Federico García Lorca.

Pasolini cosechaba un profundo desdén hacia la burguesía, a la que considera una masa moralista que estaba dominada por el espíritu de lo políticamente correcto, y también hacia la Iglesia.