Si los Globos de Oro, el Sindicato de Actores de EEUU (SAG), los Bafta y más de una docena de asociaciones de críticos estadounidenses no se equivocan, Leonardo DiCaprio se alzará el domingo con el Óscar al mejor actor por El renacido. Es uno de los premios más previsibles de la ceremonia, a pesar de la lucha que en mayor o menos grado puedan ofrecer Bryan Cranston (Trumbo), Matt Damon (Marte), Eddie Redmayne (La chica danesa) y Michael Fassbender (Steve Jobs).

Su Hugh Glass pasará muy probablemente a la historia por ser el personaje que, finalmente, brindará su Óscar, a los 41 años, a uno de los actores más queridos y respetados en la industria. Ésta es su sexta nominación y la quinta como actor (la otra le llegó como productor de El lobo de Wall Street) tras ¿A quién ama Gilbert Grape? (1993), El aviador (2004), Diamantes de sangre (2006) y El lobo de Wall Street (2013).

"No voy a ocultar que fue el rodaje más difícil de mi vida, pero al final ha tenido su recompensa porque Alejandro González Iñárritu ha traducido ese esfuerzo en una obra de arte", señaló DiCaprio a Efe. Prácticamente un año de rodaje a caballo entre las montañas rocosas canadienses hasta la Patagonia argentina.