Dior revisó ayer en París la moda de los años 40 añadiendo accesorios de última tendencia en un desfile cargado de inquietudes ante la ausencia de un diseñador confirmado, después de que Raf Simons dejara la firma el pasado mes de octubre. Los suizos Serge Ruffieux y Lucie Meier, directores del equipo artístico, fueron los encargados de volver a dirigir la colección, donde destacaron abrigos ajustados en la cintura y sofisticados cuellos abiertos, aunque los accesorios se llevaron gran parte de la atención.

Pendientes y piercings cubrían casi la totalidad de las orejas de las modelos que desfilaron con el pelo recogido y gafas de sol opacas con estampados.