Con toda pompa, las celebraciones oficiales por los 90 años de Isabel II empezaron ayer con una misa de acción de gracias en la catedral londinense de San Pablo, que coincidió con el 95 cumpleaños de su esposo, el duque de Edimburgo. La familia real al completo, el primer ministro británico, David Cameron, y destacadas figuras del Reino Unido asistieron a la misa anglicana, en la que el deán de la catedral, el reverendo David Ison, agradeció a la soberana su "dedicación", "compromiso", "dignidad" y "humanidad" durante los 64 años que lleva en el trono.

Además, el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, agradeció a la Reina su servicio público, al destacar que el Reino Unido tuvo su apoyo en "momentos de guerra y dificultades", y también de "cambios".

Con música de órgano y sonido de trompetas, la misa destacó por la solemnidad mientras en la calle miles de personas se congregaron con banderas para saludar a la familia real, especialmente a los populares duques de Cambridge, que recibieron la mayor ovación.Vestida de amarillo y con pamela a tono de la diseñadora Angela Kelly, la soberana no mostró señales de cansancio ni tampoco Felipe, a quien también se le rindió tributo.