Con su primera novela recién publicada, Paloma San Basilio concluyó ayer los ensayos de La décima musa, un espectáculo con el que inaugurará el próximo 6 de julio el Festival de Mérida y que la artista define como "un mestizaje" entre los grandes musicales de todos los tiempos y la mitología clásica. A sus 65 años, la reina de los musicales asegura que siempre tiene "cosas en la cabeza" y que la interpretación era su asignatura pendiente, pese a haber triunfado en espectáculos como Evita, El hombre de la Mancha o My fair lady. "Me gusta la sensación de riesgo, me hace sentir viva", aseguró ayer, acompañada por José María Mestres, director de la obra, Juan Esteban Cuacci, responsable de la dirección musical y sus compañeros de escenario, Ignasi Vidal y David Ordinas.

La décima musa es un repaso "nada obvio" a la historia del género musical que conecta canciones de Sondheim, Irving Berlin, Cole Porter o Andrew Lloyd Weber con personajes de Séneca, Sófocles o Eurípides, a través de textos originales de Guillem-Jordi Graells. San Basilio define su personaje como "una especie de Campanilla que va tocando las narices" y que pone el contrapunto contemporáneo a la historia mediante una "reivindicación lúdica de lo femenino".