Donald Trump pasó esta semana por Escocia para reabrir un campo de golf, justo el día después de que el Reino Unido decidiese en referéndum abandonar la UE. Al magnate no le cabía la sonrisa en el rostro. Han triunfado sus tesis y no disimula la alegría.

Ni siquiera en sus tres superbodas se le vio tan feliz. Y eso que en todas ellas le acompañaron al altar mujeres espectaculares, dos de ellas con un origen común en la antigua Europa del telón de acero, es decir, emigrantes de ésas a las que el candidato republicano se refiere sin demasiados miramientos.

Y eso que él mismo procede de familia de emigrantes, de Renania-Palatinado, en el sur de Alemania, por parte paterna, y de Escocia por el lado materno. Aun así, el defensor del lema Make America great and safe again (hacer América más grande y segura de nuevo) defiende un país libre de perniciosas influencias exteriores. Las bellas Ivana y Melania tuvieron suerte de haber obtenido la visa de residencia hace ya bastantes años. Nunca se sabe. Si Trump llega al poder tal vez el sueño americano sea un privilegio restringido a WASP de probado pedigrí. En la corte de Trump también figura Marla Maples, la segunda esposa, una exmiss y actriz espectacular, causante de la traumática ruptura en 1992 con la fiel y leal Ivana que le ayudó medrar. En 1993 el empresario se casaba con Marla, con la que tuvo a Tiffany. La cosa no duró demasiado. En 1999 firmaron el divorcio.

Y en ésas llegó la dulce Melania, la exmodelo eslovena catalogada por el periódico The New York Times como "la compañera silenciosa" de Trump. Habla seis idiomas: inglés, alemán, francés, italiano, esloveno y serbocroata.

Melania fue maniquí en París y Milán, hasta que en 1996 se mudó a Nueva York, donde conoció a Trump, 24 años mayor que ella. Nació en la Yugoslavia comunista hace 46 años y se crió en un modesto apartamento de Sevnica.

Su padre, a quien varios medios comparan con Trump por su personalidad ambiciosa y parecido físico, era dueño de un concesionario de coches, y su madre, una costurera. Melania se quedó en Estados Unidos gracias a una visa de trabajo, consiguió la residencia en 2001, y un año después de su matrimonio, en 2005, se convirtió en ciudadana, lo que le da derecho a voto.

A lo largo de estos meses le han preguntado muchas veces por la aparente contradicción de ser una inmigrante que respalda las tesis de su marido contra los ilegales: "Yo sigo la ley. Nunca pensé en quedarme en el país sin papeles". Ésa es la estudiada respuesta de la madre de Barron Willian, el quinto hijo del magnate, de 10 años de edad, que podría convertirse en la primera dama que ha posado sin ropa. Modelos también fueron en su día Pat Nixon y Betty Ford, aunque en un nivel más discreto.

Una polémica fotografía del año 2000 para la portada del GQ británico, en la que aparece desnuda, esposada a un maletín y tendida sobre una alfombra de piel de oso en el interior de uno de los aviones privados de Trump, desató la cólera del esposo.

Ivana se mantiene al margen de la campaña, en la que sí participan activamente los hijos habidos con Donald: Ivanka, Donald Jr. y Eric. Los tres respaldan a su padre a muerte. Ivanka está considerada una de las personas que más influyen en el aspirante a político. Siempre se ha dicho que es su ojito derecho.

Con la madre de las criaturas el propietario del concurso de Miss Universo ha tenido sus desacuerdos. En 1993 la despechada Ivana publicó un libro titulado Lost Tycoon: The Many Lives of Donald J. Trum. En él usaba la palabra "violación" para referirse a un encuentro sexual con su marido tras una discusión. El escándalo resurgió cuando el abogado del multimillonario amenazó a un periodista con "desagradables consecuencias" si seguía adelante con la historia.

Ivana Zelniková, de origen checo, y Trump se casaron en 1977. Ella fue suplente en los Juegos Olímpicos de 1972 en Checoslovaquia. Su éxito en el deporte le abrió la puerta del mundo capitalista, que llegó a conocer en su máximo nivel con el dueño y señor de la Trump Tower.