El mundo ha perdido a uno de sus más importantes artistas. Ésa es la opinión generalizada del pueblo iraní y de los seguidores de las obras de Abbas Kiarostami, abanderado internacional del cine iraní, cuyo fallecimiento en la noche del lunes provocó en su país de origen numerosas muestras de dolor.

Los mensajes de condolencia pasan a través de los móviles de los iraníes, que lamentan la pérdida del gran maestro y precursor de toda una serie de cineastas, cuyo mejor ejemplo es Jafar Panahi. Además de la comunidad de los artistas, varias instituciones y autoridades del país, incluidos el presidente y el ministro de Exteriores de Irán, expresaron su pesar en los medios y en las redes sociales.

El presidente de Irán, Hasan Rouhani, escribió en su Twitter: "La diferente y profunda mirada de Abbas Kiarostami a la vida y su defensa de la paz y la amistad perdurarán en el séptimo arte".

Abbas Kiarostami falleció el lunes en Francia de un ataque al corazón. El realizador había viajado al país para someterse a un tratamiento contra el cáncer que padecía, según informan los medios oficiales iraníes.

Kiarostami, de 76 años, había pasado varios meses hospitalizado en Irán antes de desplazarse a Francia debido a un agravamiento del cáncer.

Nacido en 1940 en Teherán, dirigió más de cuarenta películas y documentales y ganó la Palma de Oro de Cannes en 1997 con la película El sabor de las cerezas. Su carrera en el audiovisual comenzó con la grabación de anuncios para la televisión iraní.

Evidentemente, Francia rindió homenaje al cineasta. El presidente francés, François Hollande, se refirió a él en un comunicado como el "inmenso artista" cuyas películas "cuentan y piensan el mundo" y "han marcado profundamente la historia del cine".

Al margen de la Palma de Oro en Cannes, el también poeta y fotógrafo "fue capaz de conferir una dimensión particular y universal a las pequeñas cosas cotidianas", y tejió con Francia "estrechos lazos artísticos y profundas amistades", resaltó Hollad en una nota divulgada por el Palacio del Elíseo. Y es que el director trascendió más allá del cine. Kiarostami era guionista, editor, director artístico y productor. A finales de los años sesenta se sumó a la nueva ola iraní junto a Masoud Kimiai o Sohrab Shahid Saless, entre otros. Kiarostami gozaba del reconocimiento de profesionales de la industria como Jean-Luc Godard, quien llegó a decir que "la cinematografía empieza con D. W. Griffith y termina con Abbas Kiarostami".