En ediciones anteriores, el espectáculo audiovisual mandaba sobre la pirotecnia en los Fuegos del Apóstol con que Santiago de Compostela recibe el Día de Galicia. Pero ayer se cambiaron un poco los papeles, con los elementos pirotécnicos recobrando de nuevo el protagonismo, con una sesión de diez minutos de los 28 que dura el espectáculo en el que se consumieron 24.000 unidades de pólvora para iluminar el cielo de Compostela.

Con la fachada principal de la catedral cubierta de andamios para su restauración -actividad que aún durará unos años-, el centro del montaje audiovisual se centró sobre el Pazo de Raxoi, sede noble de la Xunta y del Concello, aunque también se utilizaron las otras tres paredes que encierran la más emblemática de las plazas de Santiago. Imágenes en 360 grados y sonido envolvente rodearon al escogido público que accedió al centro neurálgico de la ciudad, dado que el aforo es limitado y hubo que acudir pronto para guardar el sitio ya que es el único lugar donde se puede contemplar el espectáculo en su integridad.

Casi un centenar de personas trabajaron en el montaje del espectáculo, de los que un total de veinticinco son actores que protagonizaron, como novedad frente a anteriores ediciones de los Fuegos del Apóstol, una representación teatral.