El cineasta cántabro Nacho Vigalondo, que ayer presentó en el Festival de Cine Fantástico de Sitges su cuarto largometraje, Colossal, señaló que "lo que hace que una película exista no es una idea llamativa, ridícula, sino el arco emocional".

Esa anticomedia romántica que ha construido Vigalondo, protagonizada por Anne Hathaway, parte, según sus propias palabras, de una premisa: "Ese mecanismo que vincule a un adulto borracho en un parque con un monstruo en Asia; y cuando llegué a esa idea ya tenía el mecanismo para plantearme hacer una película de monstruos gigantes, pero hasta que no llegaron los personajes esa idea no se convirtió en un guión escrito".

En Colossal Vigalondo vuelve a jugar con los géneros: la comedia, el drama y el fantástico. No detecta grandes diferencias entre sus películas rodadas en España y ésta, filmada en Canadá con el apoyo de productores norteamericanos. "La gran industria americana es el cine de estudios y Colossal está rodado en Canadá durante seis semanas, pero en cuanto a equipos trabajan de manera similar. La tensión y el reto son los mismos, y el pico y pala, el trabajo diario, sigue siendo el mismo", explica este cineasta que presentó ayer su obra.