El Festival de Cine Fantástico de Sitges amaneció ayer con la más que sensual The handmaiden, un filme coreano de Park Chan-wook, que convenció al público del auditorio, que aplaudió esta cinta ambientada en los años treinta del siglo XX, que concurre a concurso como mejor película. A partir de una adaptación de una novela de la británica Sarah Waters, con varias vueltas de tuerca, Chan-wook traslada la acción a una suntuosa casa, rodeada de bosques, en la Corea ocupada por los japoneses.

Exuberante, insinuante, el filme, de dos horas y media de duración, se centra en el triángulo que establecen el carterista profesional Sook-hee y dos jóvenes mujeres, una dama de alta sociedad y su criada, que acabarán sintiendo una atracción irrefrenable la una por la otra.

Ha Jung-Woo, Kim Min-Hee y Kim Tae-Ri están más que creíbles en sus papeles, con algunas reminiscencias a aquella Marquesa de Merteuil, Vizconde de Valmont o Cécile de Volanges de Las Amistades Peligrosas.

Durante la jornada, también hubo otras películas a concurso que han recibido el plácet del respetable, desde la mexicano-francesa Desierto, dirigida por Jonás Cuarón a la pura Mon Ange.