Con llantos, lágrimas y rezos reaccionaron ayer los miles de tailandeses congregados en el Hospital Siriraj de Bangkok al conocer la noticia de la muerte del monarca, Bhumibol Adulyadej, a los 88 años. El heredero, el príncipe Vajiralongkorn, ha pedido un periodo de duelo antes de subir al trono.

Los súbditos, vestidos con camisetas amarillas y rosas (colores del rey), portaban retratos de Bhumibol y cantaban el himno real, mientras que algunos rezaban desconsolados en torno al hospital en presencia de gran número de soldados y policías encargados de la seguridad. De acuerdo con un comunicado de la Casa Real, el decano de los jefes de Estado del mundo, tras siete décadas en el trono, murió a las 15.52 hora local en el hospital, donde llevaba ingresado más de un año.

Bhumibol, el noveno monarca de la dinastía Chakri que reinó con el nombre de Rama IX, se encontraba grave tras ser sometido el sábado a una hemodiálisis para drenar líquido en el cerebro, lo que le provocó una acusada bajada de tensión. "El equipo médico hizo todo lo posible pero el estado de salud del rey se deterioró", indican desde la casa real de Tailandia, donde agregan que el soberano murió en paz.

Bhumibol, en el trono desde 1946, es el único rey que han conocido la mayoría de los tailandeses, que lo tenían como un ser casi divino, símbolo de unidad y guía de la nación. Se ha declarado un año de luto en el que todos los funcionarios deberán ir de negro.