En un aparcamiento subterráneo o en un remoto escenario posapocalíptico. El amor puede surgir en los lugares más insospechados, como reflejan los dos cortometrajes españoles preseleccionados por la Academia de los Óscar. Timecode, de Juanjo Giménez (Barcelona, 1963), y Graffiti, de Lluis Quílez (Barcelona, 1978), son dos de los diez prefinalistas que el próximo martes se someterán al corte definitivo previo a la gala, del que saldrán los cinco nominados.

Tanto Giménez como Quílez compaginan su carrera cinematográfica con la docencia, tienen unos cuantos trabajos a sus espaldas, cortos y largos, y reivindican el cortometraje como un fin en sí mismo, eso sí, con asignaturas pendientes.

Giménez ganó con Timecode la Palma de Oro en Cannes, algo que solo ha conseguido otro cineasta español, Luis Buñuel, aunque en su caso fue con un largometraje, Viridiana. Timecode cuenta la especial relación que se establece entre dos vigilantes de un aparcamiento subterráneo, con la danza como elemento central. Por su parte, Graffiti se rodó en la ciudad ucraniana abandonada de Pripyat, cerca de Chernóbil. En este entorno un último superviviente pasa sus días hasta que llega una desconocida.