La mejor de las sonrisas de Paula Echevarría paseó por Candás. La actriz asturiana, que se encuentra en proceso de separación del cantante David Bustamante, abandonó ayer la tranquilidad de su casa en Perlora para disfrutar del buen tiempo y de las gentes de la villa marinera. Lo hizo en compañía de su familia y su hija, Daniella, que volvió ayer de San Vicente de la Barquera (Cantabria), localidad natal de Bustamante, y de la que no se separó en ningún momento.

Tras abandonar su domicilio en Perlora, en torno al mediodía, la familia Echevarría puso rumbo a Candás. Ataviada con un pantalón de lunares blancos, camiseta oscura y una chaqueta blanca, la actriz de Velvet sacó a relucir su lado más amable y cercano con todo aquel que se paró a saludarla. Repartió besos y abrazos entre sus amigos, y dedicó gestos de complicidad a aquellos que, sorprendidos, giraban el cuello al verla.

Una de las primeras paradas de la familia fue en una conocida heladería de la calle Braulio Busto, muy probablemente a petición de la pequeña Daniella. "La niña es de piñón fijo. Siempre que viene a Candás para aquí a por un helado", asegura Miguel Ángel de la Calle, de Helados Helio, quien ayer fue el encargado de servir el refrescante dulce a la pequeña. Quien no quiso disfrutar de tan cremoso manjar fue la mamá, quien quizás en su afán por cuidar la línea o prevenir cualquier manchurrón inesperado, "nunca pide helado", según confirma el mismo De la Calle.

Ya helado en mano, la familia, que centraba todas las miradas de los viandantes, se dirigió hacia una terraza en El Paseín. Allí, la it girl candasina disfrutó de la compañía con una Coca-Cola. "No hizo nada especial, pero estaba todo el mundo mirando para ella. No había nadie que no lo comentase", asegura uno de los trabajadores del establecimiento.

Paula Echevarría llegó a Carreño desde Madrid en la tarde del martes, como se pudo ver después de que la influencer asturiana subiese una foto a su cuenta de Instagram.