El diestro jienense Palomo Linares, de 69 años, falleció en la tarde de ayer en Madrid a causa de una hemorragia cerebral, consecuencia del posoperatorio de la cirugía cardiaca que le fue practicada el pasado viernes, según informó el hospital Gregorio Marañón, donde fue intervenido. El empresario y apoderado del torero durante toda su carrera, José Luis Lozano, indicó que la capilla ardiente de Linares se abrirá hoy en el tanatorio La Paz de Alcobendas (Madrid) y a las 20.00 horas sus restos mortales serán incinerados tras la celebración de una misa. Las cenizas del torero se esparcirán en la finca El Palomar (Seseña, Toledo), propiedad de Linares y su residencia habitual.

El torero estaba conectado a ventilación mecánica tras ser operado el pasado viernes, a la espera de que fuera posible realizarle un trasplante, según informaron fuentes sanitarias. El lunes, al hacerle un TAC, los facultativos comprobaron que había sufrido un derrame cerebral en una zona "muy delicada" y, cuando ayer le realizaron un electro, comprobaron que "aún" tenía alguna actividad cerebral, pero muy disminuida. Eso disparó los rumores e hizo que algunos medios anunciasen la muerte del diestro en la mañana de ayer, algo que tuvo que ser desmentido después por fuentes del hospital.

"Después de todas las cornadas que he sufrido, ¿cómo voy a tener miedo a esto?", aseguraba a su llegada al centro sanitario la pasada semana y contaba que se había sentido mal desde diciembre pensando que era una gripe y que, finalmente, había tenido que pasar una semana en la UVI antes de la intervención del viernes.

Sebastián Palomo Martínez, conocido como Palomo Linares, nació el 27 de abril de 1947 en Linares (Jaén), tomó la alternativa en Valladolid en 1966 y se retiró del toreo en 1985. Desde entonces, se venía dedicando a la pintura, con cuadros como los que expone en una sala de Boadilla del Monte (Madrid) desde el pasado jueves.

Nacido en una familia muy humilde sin antecedentes taurinos, se distinguió pronto por un toreo valiente y de gran espectacularidad en los años setenta, en los que formó pareja con El Cordobés, en la denominada campaña de los guerrilleros, y se situó entre los primeros del escalafón al ser considerado un "revolucionario" de este arte.

En 1971 despachó doce toros en un día en la plaza de Vista Alegre (Madrid) y 1972 fue su gran temporada. Ese año, el 22 de mayo, salió a hombros de Las Ventas en la Feria de San Isidro, en la que cortó las orejas y el rabo al toro Cigarrón de Atanasio Fernández. La concesión de ese apéndice, que no se otorgaba en esa plaza desde hacía más de 30 años, fue discutida por los aficionados, pero convirtió al de Linares en un fenómeno social. Él ha sido el último torero en conseguir esta hazaña. Aquello ayudó a que su fama creciera todavía más, convirtiéndose no sólo en el líder del escalafón de toda una década, sino también en una figura público cuya imagen se extrapoló más allá de los ruedos. Su noviazgo con la modelo colombiana Marina Danko, su posterior boda en 1977 y los nacimientos de sus tres hijos, Sebastián, Miguel y Andrés, coparon las portadas de los medios rosas de la época, como también su divorcio en 2011 y el inicio de una nueva relación sentimental con la juez Concha Azuara.

Tras retirarse de los ruedos en 1985, se dedicó en cuerpo y alma a su otra pasión, la pintura, una disciplina artística que siempre ha acompañado su vida: expuso por primera vez en 1977.