La intérprete estadounidense Robin Wright se estrenó ayer como directora de cine con el cortometraje The Dark of Night, homenaje a las grandes obras del cine negro con el que inauguró la sección de clásicos de la 70ª edición del festival de Cannes. "Soy actriz desde hace 30 años y me gusta, pero actuar es algo muy solitario. Quería involucrarme con todos los departamentos", dijo al inicio de la proyección, en la que señaló haberse tomado este nuevo paso como un "experimento".

Tras haber dirigido algunos capítulos de la serie House of Cards, en la que encarna a la maquiavélica primera dama Claire Underwood, esta incursión detrás de la cámara con un proyecto propio le supuso una "exploración", libre del estilo predefinido del éxito de la plataforma Netflix.

Su cortometraje narra en diez minutos el encuentro entre una mujer, un policía, una camarera y su jefe en un restaurante típico estadounidense, el mismo que utilizó como decorado Barry Levinson en su primera película, Diner (1982).

Según explicó en Cannes, planea repetir la experiencia y desea que otras mujeres sigan sus pasos y hagan oír sus derechos en esa industria. "Debemos animar a las jóvenes generaciones a expresarse. Feminismo significa igualdad. Y punto. Un mismo salario por un mismo trabajo. Ahora las cosas tienen que avanzar de parte de los que toman las decisiones y financian las películas, que en su mayoría son hombres", dijo en un debate previo.

Por su parte, Julianne Moore fue un ejemplo de elegancia y sofisticación sobre la alfombra roja de Cannes, por donde desfiló con un vestido blanco de lentejuelas y plumas, puro glamour para presentar Wonderstruck, de Todd Haynes, que emocionó en una película en la que brillan los niños Millicent Simmonds y Oakes Fegley pero que no terminó de convencer. Simmonds y Fegley llevan el peso de una historia sensible y un poco más edulcorada de lo habitual en el cine de Haynes. "El guion era extraordinario", explicó Haynes, para quien se trataba de una "idea intensa" con muchos elementos cinematográficos pese a tratarse de un cuento en gran parte ilustrado y sin palabras.