Pippa Middleton, cuñada del príncipe Guillermo, se casó ayer con el financiero James Matthews en una ceremonia privada en una capilla inglesa del siglo XII, en la que el príncipe Jorge actuó de paje y la pequeña Carlota fue dama de honor. Como en los mejores historias de Jane Austin, Pippa Middleton, de 33 años, eligió un pequeño y pintoresco templo de la localidad de Englefield, en el sur de Inglaterra, para la boda, considerada el evento social del año y que ha generado un gran interés mediático.

A pesar de que se trató de un enlace privado, numerosos curiosos y medios de comunicación, especialmente televisiones de EEUU, acudieron a las inmediaciones de la capilla St. Mark, donde el reverendo Nick Wynne-Jones ofició la unión.

A Pippa, hermana menor de la duquesa de Cambridge, se la vio radiante con un elegante vestido en color marfil del diseñador británico Giles Deacon, realizado en encaje con un ligero escote en la espalda y entallado en la cintura, que daba la impresión de ser una pieza entera sin costuras, que acompañó con velo en tul y una tiara, y zapatos de seda del español Manolo Blahnik. El vestido llevaba debajo varias faldas superpuestas de organdí para dar un movimiento de barrido del suelo al andar.

La novia, muy sonriente, llegó al templo en un coche descapotable, acompañada de su padre, Michael Middleton, mientras les esperaban los hijos de los duques de Cambridge. Los pequeños, vestidos por la firma española Pepa and Co en colores marfil y dorado sobrio, acapararon la atención de los invitados, y fue la duquesa de Cambridge, que llevaba un vestido en tonos rosados, la encargada de que los niños siguieran las instrucciones.