No hay duda de que Lola, la Faraona y matriarca de los Flores, dejó todo atado antes de irse del mundo terrenal hace 22 años. Repartió entre todos sus hijos y nietos sus genes de artista e inmortalizó un apellido que "a veces pesa más a la gente que a uno mismo", cuenta a Efe Lolita, la mayor del clan.

"Si me preguntas por mi familia voy a emocionarme. No sé, pienso que están orgullosos de las dos hijas que les queda en esta tierra, porque el otro lo tienen con ellos", afirma la cantante, actriz y presentadora en una charla en Buenos Aires en el inicio de su gira por el Cono Sur con La plaza del diamante, su última obra teatral.

Nacida en Madrid en 1958, a la hija mayor de la artista española y del cantante y guitarrista Antonio González, El Pescaílla, fallecido en 1999, se le sigue nublando la vista cuando de hablar de ellos y de su hermano Antonio se trata.

"A mí no me pesa el apellido. Estoy muy orgullosa de llamarme González Flores. Aunque el González es más largo y por eso artísticamente nos lo quitamos los tres. Pero sigue ahí a la hora de firmar", asegura la hermana de Rosario, el otro eslabón del popular clan.

Famosa desde que nació, el lanzamiento de Lolita al éxito llegó en 1975, cuando publicó su primera canción, Amor, amor, a la que siguieron decenas de discos más y de apariciones en películas, teatro y televisión. Sin embargo, aunque reconoce que ser hija de quien es y sobrina de otra emblemática de la copla, Carmen Flores -hermana de Lola-, no significa que haya tenido que demostrar más que el resto, sí ha notado que la gente quizá la juzga más. Quizá porque vienes de una familia de todos artistas y el Flores a veces le pesa más a la gente que a uno mismo", remarca.

Lejos queda aquel fatídico 1995 en el que, en un lapso de dos semanas dieron el último adiós a Lola -por un cáncer- y a su hijo Antonio, quien con 33 años y en lo más alto de su carrera no pudo soportar la muerte de su madre y se convirtió en leyenda para siempre.

"Mi padre vio mucho y mi madre también. Antes de irse vieron cómo sus hijos triunfaban. Yo empecé a cantar desde que tenía 16 años. Por lo tanto eso lo vieron y tengo la ilusión de que lo están viendo y disfrutando igual que yo", añade Lolita, cuyos hijos, Elena y Guillermo, trabajan como actriz y músico, respectivamente. También su sobrina Alba, hija de Antonio, triunfa en la interpretación y Lola, -hija de Rosario- se dedica a la producción audiovisual.

"Parece que mi padre y mi madre dejaron genes artísticos para todos nosotros y nos los estamos repartiendo", remarca entre risas la ganadora en 2002 de un Goya como actriz revelación por su papel en Rencor, que considera como uno de los mejores momentos de su carrera. Ahora, con su faceta musical en stand by, está centrada con la obra Prefiero que seamos amigos.