El empresario mexicano Carlos Slim, el sexto hombre más rico del planeta, está pasando unos días en la mansión que su amigo, Olegario Vázquez Raña, tiene en el concello ourensano de Avión. Y ayer mismo, durante el trayecto de apenas diez minutos, que separa la casa de su anfitrión y el bar O Luar, donde se enfrentaron en una partida de dominó, al magnate mexicano le dio tiempo de analizar la situación económica nacional e internacional. "Debido al empleo de la tecnología en la producción, es cierto que la gente tendrá que trabajar menos horas, durante más años, pero es algo que estoy seguro que abrirá nuevas oportunidades", aseguraba sobre la robotización.

Un análisis optimista del que se contagiaban sus palabras sobre la situación en España: "Yo la veo muy bien, sabíamos que se iba a recuperar muy rápido y parece que en términos de producto ya lo ha hecho, ahora esperemos que se empiece a generar más empleo", explicaba. Una preocupación, la del empleo, a la que el empresario da dimensión internacional: "Es el reto más importante que se plantea ahora en todo el mundo, lograr que existan más oportunidades de trabajo", reconocía.

Rodeado solamente de amigos, entre ellos el notario Daniel Goñi, el empresario azteca Javier Santoveña y uno de los yernos de Vázquez Raña, Roberto Ahued, pero sin ningún guardaespaldas, algo impensable en su país natal, el billonario confesó durante su paseo que lo que más aprecia de Avión es la tranquilidad. "Aquí vengo a conversar, a convivir con los amigos y a disfrutar de la gastronomía", enumeraba el magnate. Sin embargo, tirando de ironía, Vázquez Raña le animaba a decir la "verdad". "Antes me dijiste que lo más te gustaba de Avión eran sus mujeres guapas", bromeaba.

Además, en el trayecto hacia el local, situado en la calle principal del concello, Slim dio pistas sobre la clave del éxito de su imperio empresarial: "Si uno quiere triunfar en los negocios es muy importante estar constantemente invirtiendo, capacitando a nuevo personal, y sobre todo, rodearse siempre de un buen equipo".

Así, la sexta fortuna más grande del mundo, que podría escoger pasar sus vacaciones en cualquier parte de la geografía terrestre, disfrutaba ayer de parte de sus días de descanso en Avión, tras dos veranos sin visitar Ourense. La última vez lo hacía en 2014, un año después del amplio despliegue informativo llevado a cabo por este diario, a principios de agosto de 2013, para documentar la estancia estival de Carlos Slim Helú en Ourense.

Dos años de ausencia, de Slim y de la familia Vázquez Raña, motivada en 2015 por el fallecimiento de dos de los hermanos de este último, Apolnar y Mario, entre los meses de febrero y julio. "El año pasado no vine porque me agobié un poco con las cosas que se dijeron de mí", explicaba el propietario del grupo Ángeles. Sin embargo este año no ha querido renunciar a visitar una vez más la tierra de sus padres, que no abandonará hasta el próximo 20 de agosto.

La fiesta de doña Gela

Además de disfrutar de la tranquilidad de Avión y de los amigos con los que allí se reúne, Slim afirmó que también viene hasta Ourense "para festejar a doña Gela". Es así como se conoce a la esposa de Olegario Vázquez Raña, María de los Ángeles Aldir, que cada año ofrece en su casa una gran fiesta para celebrar su cumpleaños, en la que la familia Vázquez Raña suele reunir a personalidades como Amancio Ortega, máximo accionista deZara, o Juan Carlos Escotet, presidente de Abanca. Será este mediodía según confirmaba su marido, pero este año "no vendrá mucha gente", explicaba el empresario. "Solo tres personas de México, otras tres de Madrid, dos o tres de A Coruña y después invitados del pueblo, unas 70 personas estaremos", contaba Vázquez Raña.

Las furgonetas de reparto entraban y salían de la mansión familiar ayer por la mañana cargadas con bebidas y flores, mientras media docena de operarios montaban la infraestructura para la fiesta de doña Gela en la que se servirá pulpo de O Carballiño. Al mediodía, una de las hijas del matrimonio Vázquez Raña, llegaba a la mansión familiar en un todoterreno. Tocó al interfono y pidió ayuda al servicio para introducir "los regalos de papá y mamá".