Pese a que transcurren los años y las décadas, el mito de Elvis Presley se resiste a desaparecer y miles de personas se reúnen estos días en Memphis, la ciudad en la que el rey del rock forjó su leyenda, para revivir su inolvidable figura en el cuarenta aniversario de su muerte. En esta ciudad de Tennessee, en la que Elvis (Tupelo, 1935) instaló su mansión Graceland, se celebra cada año La Semana de Elvis, una enorme fiesta que congrega a los fans del músico en torno al 16 de agosto, el día en el que falleció en 1977.

Caracterizados muchos de ellos con el tupé y los extravagantes trajes de Elvis, los visitantes pueden disfrutar de un programa diseñado para hacer babear a cualquier fan del r ey del rock: desde bailes y conciertos a subastas de objetos del artista pasando por el imperdible concurso de imitadores.

También hay actos más peculiares, quizá apropiados solo para expertos o amantes insobornables de Elvis, como un debate con compositores que escribieron temas para él, recitales de su época góspel y hasta una carrera benéfica de cinco kilómetros. No obstante, el punto central de La Semana de Elvis en Memphis es la vigilia que tuvo lugar ayer en Graceland y en la que sus seguidores se reúnen para pasar la noche, entre velas y recuerdos, hasta ver los primeros rayos del sol del 16 de agosto, el aniversario de la muerte de su ídolo.

En esta ciudad el espíritu del rey del rock continúa presente entre sus admiradores.