El Festival de San Sebastián recibió ayer con un nudo en la garganta y un respetuoso aplauso Morir, la segunda cinta de Fernando Franco, que se dio a conocer con La herida y que de nuevo mete el dedo en la llaga del dolor, esta vez íntimo, inexorable, privado: el de una pareja que se ama. "Me interesaba retratar una relación que no fuese estándar, sin fisuras, sin grises, blanca o negra, intentando ser riguroso, sin caer en el melodrama, desde el respeto, la contención y la coherencia. No hay un happy end, pero es la vida que sigue", indicó Franco.

Morir habla de una pareja que recibe una terrible noticia, la irrupción de una enfermedad y, de repente, se paralizan sus vidas.