Familiares, amigos y figuras del séptimo arte argentino, como el director Héctor Olivera o el actor Óscar Martínez, dieron ayer su último adiós a Federico Luppi, icono del cine hispanohablante fallecido el viernes a los 81 años por las complicaciones de un hematoma en la cabeza.

"Lo recuerdo como el intérprete que transmitía al público lo que yo quería para los personajes que había escrito, que había dirigido... lo quise mucho", dijo a Olivera a las puertas de la funeraria del barrio porteño de Palermo donde fue velado el actor. Olivera, quien produjo y dirigió películas de Luppi como La Patagonia rebelde (1974) y No habrá más penas ni olvido (1983), lo definió como "un ser humano muy particular" y "muy querible", que le dio alegrías profesionales y personales y que siempre se caracterizó por ser un "suavizador" de situaciones conflictivas.

Martínez consideró a Luppi un actor "extraordinario, fuera de la norma, que marcó una época" y dejó trabajos "memorables" que quedaron en la historia del cine argentino. "Para mi generación fue un gran maestro y además de un excelente profesional, un gran compañero", señaló en declaraciones a los medios antes de entrar en la funeraria.