En Hollywood no le tienen miedo a Drácula, ni a Darth Vader, ni al xenomorfo de Alien. El terror auténtico, en Hollywood, lleva el nombre y el apellido de un demente nacido en Ohio cuando los rescoldos de la Gran Depresión aún humeaban, y que liquidó la "era de Acuario" al son de Helter Skelter: Charles Manson.

Un asesino en serie que, en el verano de 1969, instigó el asesinato ritual de la actriz Sharon Tate, esposa de Roman Polanski y que estaba embarazada de ocho meses, y de otras seis personas. Manson, al que la abolición de la pena de muerte en California en 1977 libró de morir en la cámara de gas, falleció en la madrugada de ayer por causas naturales en un hospital de Bakersfield (California). Tenía 83 años de los cuales apenas pasó dieciocho en libertad. Su primer ingreso en la cárcel se produjo en 1951, cuando tenía apenas 17 años, condenado por robo de vehículos, proxenetismo y fraude. En prisión entró en contacto con la música y el ocultismo, dos obsesiones que le marcarían. Cuando salió, en 1967, se instaló en San Francisco, donde trató de lanzar su carrera musical al tiempo que fundaba una secta: La Familia.

La personalidad de Manson era magnética para los jóvenes desheredados de la contracultura norteamericana. La Familia crecía progresivamente, al tiempo que Manson comenzaba a dar síntomas de su demencia. Obsesionado con The Beatles, la salida del White Album en 1968 le marcó profundamente. Escuchaba de forma obsesiva Helter Skelter, hasta el punto de denominar así el gran conflicto racial que pretendía desatar en California. El 8 de agosto, Manson ordenó a cuatro de sus seguidores -Susan Atkins, Linda Kasabian, Patricia Krenwinkel y Tex Watson- ir a casa de Terry Melcher y asesinar a todo el que allí se hallase. En aquel momento, los residentes de la mansión, localizada en Beverly Hills, eran Roman Polanski y su mujer, la actriz Sharon Tate, embarazada de ocho meses.

La Familia Manson aún cometería otro doble asesinato antes de su detención: el de Leno y Rosemary LaBianca, en la noche siguiente a la masacre en casa de Sharon Tate. La detención de Susan Atkins, como sospechosa de haber participado en el asesinato de Gary Hinman, precipitó la del resto del grupo.

Tras un mediático proceso, siete miembros de La Familia fueron condenados por sus crímenes. Desde entonces, Manson permaneció recluido. Su nombre figura entre los mayores asesinos de la historia.