"Señora Robinson, está usted intentando seducirme, ¿no es verdad?". La icónica frase de un joven Dustin Hoffman rendido ante los encantos de la madura Anne Bancroft resume 50 años de seducción, crítica social e incomunicación, todo ello acompañado por una banda sonora para la eternidad.

La cinta El Graduado, ganadora del Óscar al mejor director para Mike Nichols y nominada a otros seis galardones (entre ellos, mejor película, mejor actor y mejor actriz), se convirtió en el título más visto de 1967 en Estados Unidos, con más de 100 millones de dólares.

El filme, que adquirió categoría de clásico gracias a la inocencia y la confusión de Hoffman, la picardía de Bancroft, las melodías de Simon & Garfunkel ( The sound of silence, Mrs. Robinson) y su ilustración del fin del "sueño americano", fue uno de los primeros exponentes del Nuevo Hollywood.

Ese movimiento transformó la anquilosada industria de los grandes estudios para apostar por temas como el sexo y la violencia a través de los ojos de una nueva oleada de cineastas rupturistas como Martin Scorsese, Francis Ford Coppola o William Friedkin, entre otros.

Nichols, en su segunda película como director plasmó la vacuidad de la década de los 60 y dibujó como pocos la sociedad burguesa estadounidense caracterizada por el materialismo y la frivolidad, personificadas en esa ilustre señora Robinson que hunde sus miserias en alcohol mientras busca sexo para hacer frente al paso del tiempo.