Los amantes de la moda lloraron en 2017 la muerte de los diseñadores Azzedine Alaïa, David Delfin, Laura Biagiotti, Ocimar Versolato, Herve Léger y de la modelo Bimba Bosé, pero alumbraron una sonrisa con la llegada de Kaia Gerber, hija de Cindy Crawford, y con Jeremy Meeks, el preso más guapo del mundo.

Enero de 2017 empezó entre lágrimas por la triste noticia del fallecimiento de Bimba Bosé, modelo, diseñadora, Dj, actriz y cantante, sobrina del también cantante Miguel Bosé. Meses después, el 3 de junio, también fallecía su gran amigo, David Delfín, diseñador español con gran capacidad para absorber referencias y estéticas urbanas.

Unos días antes, el 26 de mayo, la diseñadora Laura Biagiotti, reina del cachemir, moría a los 73 años, tras sufrir un infarto cerebral. El diseñador francés Hervé Peugnet, autor con su marca Hervé Léger del vestido bandage, una emblemática prenda que se ajustaba como una faja al cuerpo femenino, moría en París a los 60 años. El vestido por el que se hizo famoso, clonado en numerosas ocasiones por firmas de bajo coste, ha visto en las modelos Cindy Crawford o Giselle Bündchen algunas de sus máximas exponentes.

El pasado mes de noviembre, el diseñador tunecino Azzedine Alaïa, conocido como el escultor del cuerpo femenino, moría también en París, a los 77 años. Las creaciones de Alaïa, artesano y artista, que reinventó la silueta femenina en la década de los 80, eran como una segunda piel, muy deseadas, un trabajo que le permitió estar en el Olimpo de la alta costura.

Y rozando el final del año, el 9 de diciembre, el diseñador brasileño Ocimar Versolato, quien dirigió la línea femenina de la firma Lanvin, fallecía a los 56 años de edad, víctima de un aneurisma.

Pero la sonrisa y la ilusión se recupera con la llegada a las pasarelas de la modelo Kaia Gerber, hija de la mítica top de los 90, Cindy Crawford que, con tan solo 16 años, debutó en las pasarelas internacionales y fue la gran protagonista de la Semana de la Moda de Nueva York. Otro de los momentos importantes para Gerber fue cuando abrió el desfile de Alexander Wang, en el que la joven modelo derrochó seguridad y la misma soltura de su madre, hace más de 20 años. La felicidad también se impuso cuando Jeremy Meeks, el calificado como el preso más guapo del mundo, debutó en la pasarela neoyorquina.