Está de acuerdo Laura Sánchez con esa idea tan extendida de que hombres y mujeres son de distintos planetas: "Si fuéramos iguales, nos mataríamos". Pero no vacila en destruir otro tópico que la mayoría da por justificado. "No entiendo a los que dicen que nosotras somos complicadas, somos superbásicas, y ellos, también", dice de lo más convencida, y lo argumenta: "Con cuatro cosas -literalmente- nos conformamos. Si nos las dan, todo va sobre ruedas, pero ¡ay si no!", parece amenazar.

Empieza por la primera: "Amor, necesitamos amor, y ahí está incluido todo, el beso, el abrazo, el cariño, la admiración, el piropo". Su segunda premisa para una buena relación es la lealtad. "Si eres pareja, pareja, y si amigo, amigo, no busques nada más; las cosas, claritas", dice la modelo, que sigue ejerciendo la profesión que la hizo popular sin dejar de abrirse nuevos caminos. Y prosigue: "Igualdad, el tú a tú, indispensable. Que yo no sea capaz de colgar un cuadro no significa que sea inferior a ti, y conste -puntualiza- que en mi casa los cuelgo yo, y mi pareja, cocina". Tiene que detenerse un momento a pensar cuál es esa cuarta cosa que las mujeres reclaman para una relación armoniosa con el sexo opuesto. "Está lo de nuestras lloreras, tienen que entender que necesitamos echar fluidos de nuestro cuerpo y no sabemos otra manera de hacerlo, pero no es ninguna catástrofe. También ellos tienen su menstrualidad", concluye.

Dicho esto, tiene claro que aún queda mucho por hacer hasta poder afirmar con contundencia que existe la igualdad de géneros. "No la habrá mientras yo tenga que demostrar cada día que soy igual que un hombre. Ya estoy aburrida de tener que decirme cada mañana, pero si soy igual que tú". Bueno, no, rectifica, "yo tengo una ventaja, y es que puedo quedarme preñada, cosa que tú no puedes, entonces, ¿a qué viene subordinarme?".

Su profesión no facilita precisamente las cosas, y ha tenido que aprender a convivir con ese otro tópico, que ella percibe como una realidad, de que guapa y rubia... "Aunque yo, cuando me conviene, voy de modelo rubia. Y me funciona". Le dan grima, añade, esos hombres prepotentes que creen que por tener poder o dinero, o ambas cosas, pueden disponer de la primera mujer que se les ponga delante, sobre todo si es guapa. "He tenido encontronazos con alguno, pero han sido sólo eso, porque enseguida les he parado los pies". Podría parecerlo, pero no, no es beligerante con los hombres.

En las relaciones sentimentales ha tenido sus más y sus menos -ahora se confiesa feliz junto a su actual pareja, el músico David Ascanio-. De las amistades se muestra más que satisfecha. "Siempre he tenido muchos amigos hombres, con los que puedo ver un partido de fútbol, que me encanta, o tomarme cuatro cañas; lo que no me gusta es ir de compras". Debe de ser, afirma, "porque tengo un lado masculino muy marcado". Pero cuenta también con muchas amigas. "De los chicos me gusta que no son rencorosos. En cambio, exigen continuas demostraciones de amistad". Las mujeres, dice, "tenemos mucha complicidad, y nos basta una mirada para entendernos". Cuando ellas tienen un conflicto, continúa, "hay que hablarlo y requetehablarlo hasta que se ha analizado todo".

Nació en Alemania de padres inmigrantes que regresaron a Huelva cuando tenía dos meses. "Son de un pueblo de sólo 300 habitantes, casi sin cobertura y donde no llega internet, y aunque están educados a la antigua, tienen una mentalidad muy moderna, y por eso yo pienso como pienso. Gracias a eso y a que llevo desde los 18 moviéndome sola por el mundo, me he hecho fuerte".