Hace ya veintidós años del atentado terrorista de ETA que amputó las piernas y tres dedos de una mano a Irene Villa, una niña de 12 años que iba camino del colegio con su madre en el barrio de Aluche.

La joven, que hasta el año 2007 fue delegada en Madrid de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, acaba de publicar su tercer libro, "Nunca es demasiado tarde, princesa", con el que quiere dar un paso más en su camino por conseguir que la gente deje de vincularla siempre a la banda terrorista.

Una novela cargada de historias personales que nadan entre la ficción y la realidad, y en la que los personajes se enfrentan a situaciones muy duras pero que luchan por esa segunda oportunidad que les da la vida. Periodista, conferenciante, esquiadora paralímpica y madre, asegura Irene Villa que ella ya ha perdonado y que es precisamente el perdón lo que le ha servido para ser feliz. Plenamente feliz.

-¿Está cansada de ser la víctima eterna de ETA?

-Sobre todo de que toda mi trayectoria se reduzca a eso, aunque creo que cada vez es menos. Lo cierto es que me siguen identificando con una banda con la que nunca he querido tener nada que ver, ni siquiera ser su víctima, porque yo me siento responsable de mi vida y de mi futuro. Solo yo.

-¿Ha logrado perdonar y pasar página?

-Desde el primer día, porque uno no puede vivir anclado en el pasado, siempre miro hacia delante y jamás me quedé lamentándome ni sufriendo, sino que pensé que la vida me había dado una segunda oportunidad que no quise desperdiciar.

-¿Qué es el perdón?

-Liberarte de quien te ha hecho daño y empezar de nuevo.

-Dice que cuando se dedicaba a la asociación no le hacía nada bien, ¿por qué?

-Porque se tergiversaban muchas de mis palabras y se nos colocó en un partido cuando siempre hemos sido apolíticos. Nuestra bandera no era otra que la memoria, la dignidad y la justicia.

-Ahora se ha lanzado a escribir una novela cargada de optimismo. ¿Por qué se animó a darle forma a este libro?

-Justo por eso, por querer ayudar a la gente a ser más feliz, a quejarse menos, a disfrutar más. Porque veo en mis conferencias y congresos que hay mucha gente que sufre por no haber aprendido a quererse, a perdonarse y a empezar a vivir de verdad.

-¿Cómo se consigue ser una optimista empedernida como usted?

-Con mucho trabajo diario, empezando por cultivar día a día la autoestima con deporte, actividades solidarias, sirviendo de ayuda a quienes lo necesitan y viendo siempre el lado bueno de las cosas, la parte positiva, las lecciones que nos enseñan las adversidades.

-¿Pudo sacar la parte positiva de aquel atentado?

-Claro, de todo se saca algo bueno, yo, por ejemplo, no habría conocido al que hoy es mi marido, ya que fue a través del deporte adaptado como le conocí. Tampoco habría practicado tantos deporte, ni tendría medallas?, eso seguro.

-¿El ser humano tiene más fuerza de la que piensa?

-Muchísima más, solo que, como a los protagonistas de mi novela, tiene que pasarnos algo para que seamos conscientes de esa fuerza y ese potencial que todos llevamos dentro.

-En su libro recoge historias de superación personal, gente que logró salir adelante tras vivir experiencias realmente duras. ¿Son historias reales?

-Están inspiradas en gente que he tenido la suerte de conocer, pero son ficticias. Quizás el personaje de Dani es el más real, porque incluso entrevisté a la persona en la que quería inspirarme y a la que de alguna forma quería hacer un homenaje, mi amiga Mar, a la que deseo mucha suerte con su futuro libro "Mar afuera".

-¿Todos merecemos una segunda oportunidad?

-Sí, porque cuanta más gente se dé cuenta de que hay ciertas conductas que hacen daño, y no sólo a uno mismo, y opte por el llamado buen camino, mejor para todos. La sociedad sería más feliz y habría más confianza y solidaridad aún.

-¿Cómo se tomó usted la derogación de la "doctrina Parot"?

-Como todos los españoles, pero asumido está y solo deseo que los presos lleguen a reinsertarse y no hagan más daño.

-¿Son más duras las barreras físicas o las mentales?

-Sin duda son muchísimo más limitantes las mentales.

-¿Ese perdón nunca se tambalea?

-Cuando has perdonado, te liberas y jamás vuelves atrás, si lo haces, es porque nunca perdonaste.

-Periodista, psicóloga, conferenciante, deportista de élite, ¿se le han terminado los retos a Irene Villa?

-¡Que va! La vida son retos y desafíos constantes, el último me lo puso el gran Poty, con quien tuve la suerte de coincidir en un programa de radio, quiere enseñarme a bailar, ¿te imaginas?, ¿por qué no?

-Usted asegura que ha perdonado a los que le hicieron daño, ¿cuándo se logra el perdón?

-Cuando asumes la realidad y te das cuenta de que de nada sirve buscar culpables ni maldecir lo ocurrido. Lo aceptas y perdonas para no tener que vivir arrastrando un hecho que no va a cambiar.

-¿Es necesario perdonar para seguir viviendo?

-Creo que sí, aunque conozco gente que no lo ha hecho y también tienen vidas felices.

-¿Qué proyecto tiene ahora en marcha Irene Villa?

-Seguir compitiendo, escribiendo y continuar con las charlas.

-Y usted que es tan optimista ¿cómo afronta los estragos que ha ocasionado la crisis en este país?

-Con dificultad, pero nunca desesperanza, quién sabe si esto nos va a dar una gran lección: lo verdaderamente importante ni se ve ni se toca, se siente.

-¿Se plantea ser madre por segunda vez?

-Claro que sí.

-Dice usted que se negaba a que alguien le amputase el corazón.

-Si vives con rencor, por pequeño que sea, quitas espacio a tu corazón para amar, por lo tanto vives con una parte de tu corazón cercenado, así lo veo yo.

-¿Es una mujer plenamente feliz?

-Claro que sí, superando los problemas de cualquier mujer de mi edad y exprimiendo la vida al máximo.

-¿A quién le puede ayudar su libro?

-Creo que a todos, porque hay para todas las edades, y hablo principalmente de valores válidos para cualquier edad, pero quizá les vendría muy bien a jóvenes a los que aún la vida no les ha golpeado y es bueno que vayan viendo ciertas escenas que igual pueden evitar, ya que no escatimé en detalles duros con respecto a las drogas, la violencia intrafamiliar o los trastornos alimenticios.

-¿Es un buen regalo para la Navidad?

-Eso me dicen.

-¿Usted qué le pide a los Reyes Magos?

-Lo de siempre, que nadie sufra la violencia y salud para todos.