La madrileña interpreta a la mayor en ´Hermanas´, una comedia navideña. Apasionada de series como ´Breaking Bad´ o ´Political Animals´, cree que ahora, con tal proliferación, les cuesta más aguantar las cinco temporadas.

-Hermanas, la obra con la que está de gira, ¿nos parte de risa o nos parte el alma?

-Las dos cosas. La obra es un viaje por las emociones en el que entras o no entras. Parte de una reunión de una familia por la muerte de un padre. Todo sucede en una cocina. Las protagonistas son tres hermanas muy distintas entre sí y su madre. Esta obra es como la vida misma, que no deja de ser tristemente divertida. Precisamente, en la obra, el padre ha dejado dicho que quiere una fiesta cuando se muera.

-Y usted es la hermana mayor

-Si. La hermana mayor es una mujer que lo esconde todo porque lo que más le importa son las apariencias. Es la típica mujer de éxito: casada, con un chale y su 4x4. Inicialmente parece una mujer superficial, pero no lo es. Es más convencional que sus hermanas, más de derechas, pero tiene mucho carácter. Resulta graciosa y divertida. Además tiene un conflicto que ha de esconder. Un problema que solo conoce el espectador y no el resto de personajes. En la segunda parte, mi personaje da un vuelco: se vuelve más dramático.

-¿Ofrece la dramaturga Carol López instrumentos al espectador sobre cómo reconstruirse tras unapérdida familiar?

-Si. Al final hay un video en el que se ve que la vida sigue para todos. Una muerte hace madurar. A veces, las tragedias personales hacen ver que los problemas de cada día son tonterías. El caso es que hay que seguir adelante. Yo creo que en esta obra se hace un canto a la vida a través de

la muerte.

-¿La obra está cerca de las Tres hermanas de Chéjov?

-Creo que no. Esta es una obra de creación colectiva. Carol Lopez tenía una idea y empezó a trabajar con las improvisaciones de los actores. A partir de ellas, fue escribiendo el guión y los diálogos. Con nosotras ha reinventado los personajes que trazo en Germanes, la primera obra que estreno en Barcelona. Es una pieza que puede tener algo de Hannah y sus hermanas de Woody Allen, además de otros homenajes. Es una obra moderna y como decía colectiva en la que las

actrices hemos volcado cosas reales que nos han sucedido.

-Usted en su familia no es la hermana mayor. ¿De dónde ha bebido para enfrentarse a este papel?

-No soy la mayor, pero soy la única chica y eso marca mucho. Porque con tres tíos en casa, imagínate. Te tienes que fortalecer. Ellos son más brutos y tienen otra mentalidad. Yo era fuerte y me tenía que defender. Pero la verdad es que nos llevamos todos muy bien. No me miro tanto

en la obra porque en mi familia hay muchos chicos. No me reconozco nada en ese mundo de mujeres. Pero en realidad me llevo mejor con ellas que con ellos. Las mujeres tienen menos ego y son mas trabajadoras y comprensivas. Conozco bien el mundo femenino porque tengo más amigas que amigos.

-¿España y Cataluña son como dos hermanas que jamás podrán ser amigas?

-En el mundo del teatro y el cine, no. Se llevan muy bien y son amigas. Piensa por ejemplo en Pa negre, que se llevo los Goya. Entre nosotros no está esa guerra. Cuando vamos a Cataluña somos muy bien recibidos. A nivel cultural nunca he sentido esa tensión. Ahora hemos trabajado con

Carol Lopez, lo he hecho también con el grupo Focus o con Jordi Galceran, todos catalanes. Todo eso son problemas políticos.

-Quien piensa que va a ver una defensa de la institución familiar, ¿se equivoca?

-Más que eso, la obra es un defensa del amor familiar. Se tocan los temas de la homosexualidad, la soltería, la eutanasia, las drogas, el abandono de una mujer por otra más joven. Es una familia muy atípica que está muy abierta a todo. Yo la que menos, en realidad. Por otra parte, pese a ser

una obra de mujeres, la obra deja muy bien a los hombres, al menos los que salen en escena. No es una función feminista, pese al matriarcado de cuatro mujeres bestiales.

-¿Se le da bien cocinar gazpacho?

-Cocinar gazpacho es la catarsis de esta mujer tan elegante a la que le ha pasado un AVE por encima. Lo cocina cada día. Es un gag muy bueno que al espectador le gustara.

-En Periodistas hacía de una mujer que vivía para su trabajo y lograba un puesto importante. ¿Ve una mejora en la posición de la mujer desde que hizo la serie?

-No. Esto no se ha normalizado aun. El hecho de querer ser madre también está afectando mucho ahora que hay crisis. En las empresas se prefieren hombres porque no conllevan bajas maternales.

-¿Ser madre es lo más importante para usted?

-No es lo que más me ha realizado. Pero estoy muy feliz, que no se me malinterprete. Creo que la decisión de no ser madre en esta sociedad también debería aceptarse. A veces parece que no eres una mujer realizada si no has tenido hijos.

-Esta obra debe haberle recordado a su padre Carlos Larrañaga.

-Si. Cuando nos planteamos hacerla, mi padre estaba bien. Al poco, cayó enfermo. Y cuando la pusimos en marcha, falleció. Estuvo la opción de pararla o de afrontarla como yo he visto que ha hecho siempre mi familia cuando se había muerto alguien. Entonces opte por seguir adelante. Y decidí transformar la obra en un homenaje a él, y sufrí mucho hablando en la obra de cosas que le

habían pasado a el. La verdad es que la obra me ha servido de catarsis. Cuando se murió mi tía Amparo Rivelles yo estaba también haciendo una función. Todas estas cosas te fortalecen.

-La última serie que hizo es MIR. Cuando la sanidad deje de ser universal, ¿a qué historial clínico pasará España?

-No lo sé. Esto es como la caída del Imperio Romano. Ya nada va a serigual para el ciudadano corriente. En lo cultural, el recorte ha sido demoledor y el IVA al 21% es el remate. En el teatro privado, el dinero lo ponemos nosotros y hemos tenido que reducir el personal, etc... Un desastre.En el teatro no tiene demasiado sentido quedarse con unas maderas y ya está. Hay que hacer producciones para que el edificio tome valor.

-¿No le interesaría producir una serie de televisión? ¿No siente envidia por las americanas?

-Con las series, se ve donde EE UU ve el talento e invierte. Hay que tener en cuenta que los americanos no trabajan para la televisión local, sino que sus series van destinadas a quince millones de espectadores en todo el mundo. La HBO solo la ve allí un millón de personas. Nuestro cine no es tan exportable, pero es cierto que tenemos actores muy internacionales, contra los que encima mucha gente arremete. En España, se ve que el talento se ha visto en la naranja y el ladrillo.